lunes, 9 de abril de 2012

Sueño de la razón

Se recentró en la tarea y meditó un instante, la maqueta comenzaba a tomar aire, nunca mejor dicho, el vuelo del avión que le transportaba despegaba en ese momento. Era un modelo diminuto, que cabía perfectamente en la bandeja de su asiento frontero, las azafatas y los pasajeros que pasaban a su lado le echaban furtivas miradas.
Realizó la maniobra correcta para insertar la pieza adecuada y el avión también maniobró virando su rumbo. Estaba decidido a acabarla durante ese vuelo y trabajaba con empeño.
El vuelo era largo, trasatlántico y de noche en duermevela. A medida que pasaban las horas se iba cansando de la postura forzada que tenía que adoptar, encajonado como estaba en ese asiento tan pequeño y con tan poco espacio para desplegar las piernas. Se levantaba y recorría lentamente los pasillos hasta llegar a la cola de la nave para pedir una naranjada, después deshacía el camino y reanudaba el trabajo.
Pero algo andaba mal, le faltaban piezas, el pegamento no era el adecuado, el plano era incorrecto, el caso es que la tarea marchaba mal, francamente mal. Entraron en zona de turbulencias y los baches de aire lograban despertar a más de uno dejándolo azorado unos instantes. Caían rayos que envolvían al aparato. De repente el pasajero del Airbus tomó conciencia de que nunca acabaría la maqueta. El rayo descargó sobre el avión.

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