viernes, 31 de octubre de 2014

Los amigos se conocen, se aman, se flagelan -a veces-, se cimbrean grácilmente el uno apoyado en el otro. Gesticulan y hablan, mucho. Lo primero para alejar a los malos espíritus, y lo segundo para convocar a los buenos espíritus. Nada es posible sin la amistad, lo amical, que es el cimiento y a la vez célula originaria de toda relación social digna de ese nombre. Y cuando todo es posible surge el lado práctico de la amistad, el que concita a pasear por los bulevares y beber alguna absenta moral. Si la amistad pervive la vida puede proseguir.

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