lunes, 1 de diciembre de 2014

En la sentina las balas de papel ardían sotto voce, con poco oxígeno. Gabriela veía en cubierta, a través de algún intersticio, surgir una fumata. No le dijo nada a Justo. Cuando el incendio se propagó y el barco se fue a pique dejó que le salvara esa noche entre sombras, destellos y la luz del fuego.

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