Cómo convertirse al nihilismo en cinco pasos:

Todo ser necesita seguir siendo -esa es la dimensión temporal del asunto-, pero lo que nos diferencia de los unicornios, las sirenas, las obras literarias y plásticas o las teorías científicas es que somos nosotros los que necesitamos que sigan siendo. Cuando el hombre moderno comprendió esto, todo acto creador pasó a estar sometido al hombre. Nada de lo que cae en la dimensión humana, incluido el Universo, que es objeto de creación nuestra al menos en el plano teórico, se salva. Pero esto abre un bucle porque en el Universo estamos incluidos nosotros, los seres humanos, y por tanto, por un proceso de recursión infinita, nada puede ser. Ese es el impasse, del nihilismo, en que nos hallamos.

Es locura vivir sin compasión y sin pasiones, pero ese es el mejor símil que se me ocurre para describir el saldo equilibrado de una cuenta corriente. ¿Serán los locos los accionistas ocultos de la gran banca? Si ello es así, el capital circulante oculto es el flujo de psicotrópicos que se recetan como agua en la Seguridad Social y el dividendo el ataque de pánico gritando a la luz de la luna. Los locos son, entonces, los Justos o Injustos, según se mire, que sostienen el ecosistema humano general con sus guerras, sus cambalaches políticos y sus prevaricaciones. ¿Para cuando un buen pogromo de locos de atar? (De los locos sin atar se ocupan los prestamistas al por menor).

El sudor no trae la inspiración, muchas veces la arrastra al sumidero.


El estilo es la técnica imaginada por el autor. Y de la calidad de la imaginación nace la originalidad que hace al estilo.

La búsqueda del éxito de un escritor mediocre es como escribir una carta abierta a un astro de cine por parte de un gay antiguo en busca del deseo ya evadido: siempre está a punto de romper su techo de cristal pero nunca lo alcanza. A menos que haga trampas y tire piedras, con tino, contra su propio tejado. Entonces puede que alguna sociedad de beneficencia literaria le auxilie.

El doctor Guillotin inventó, poco antes de la Revolución, un aparato que resultase de ayuda para conseguir la eutanasia sin dolor en casos de enfermos terminales: la guillotina.

Con la Revolución se industrializó y estandarizó el Poder, maniquí acéfalo cuyo rostro y cabeza pudieran ser intercambiables. Así nació la Revolución..Industrial.

Como corresponde a los avances sociales, éste se produjo en cascada jerarquizada, para, unos años después, llegar al Tercer Estado, la burguesía y el pueblo, surtiéndolos con las nuevas manufacturas.

Emblema de los avances revolucionarios y tecnológicos, el doctor Guillotin murió guillotinado.

Enseñar y aprender es un caso de entropía bien entendida. El que enseña gana un poco de caos que le ceden los alumnos al olvidarlo aprendiendo.

Las guerras se suelen firmar con seudónimo, en el que solemos reconocernos todos salvo los locos y fanáticos a los que no hacemos mucho caso cuando proclaman su solitaria autoría. En cambio en la paz armamos de forma anónima metrónomos sumergibles para que la sopa se mueva rítmicamente con el cazo de las mujeres, vedettes de la postguerra.

La muerte es el gran silencio ante todas nuestras preguntas, pero raramente consideramos eso como una respuesta, antes bien preferimos cualquier ruido, aunque sea el de la tapa del ataúd al cerrarse.


El lanzador de cuchillos en el circo de la vida, ¡qué imagen para vivir peligrosamente salvo! (piensa la mujer del lanzador bordeando peligrosamente la sonrisa).


Sufriendo, se sufre menos. 

Las ruinas arqueológicas se pueden clasificar en sostenibles y no sostenibles, y como pasa con los amores, la primera categoría siempre está a punto de subsumirse en la segunda.


El que vive en una isla desierta, como Robinsón, no sueña porque podría ahogarse en algún mar durmiente. Afortunadamente siempre hay algún Viernes, real o ficticio, que le acerque un vaso de agua para poder tragar la noche.


Si las pautas de nuestro hablar las rigiera una severa institutriz -secretamente soñadora-, entonces cantaríamos.


Los champiñones y las adicciones se cultivan en la oscuridad y con grandes cantidades de estiércol. Los champiñones, una vez elaborados, se empeñan en cosquillear nuestra mente y nuestros sentidos. Las adicciones, una vez destiladas, dejarán a nuestra mente y a nuestros sentidos en la Casa de Empeños.