viernes, 29 de mayo de 2015

No tiene más crédito quien pide menos, sino quien pide más. Luego el ahorro, de palabras por ejemplo, de adjetivos pongamos por caso, engrandece al banco de la Literatura que puede expedir el certificado de "el barroco es la infancia de la literatura", sin peligro de que se sequen sus ubres nutricias.

Empezaré por contradecirme a mi mismo: a mi me encanta el realismo mágico de estirpe fundamentalmente latinoamericana. Los creadores de mundos tienen que detallar ímprobamente, descender al mínimo pie porque no están tomando prestado de un mundo preexistente sino que, como digo, están creándolo. Y crear es nombrar sin que falte un ápice.

No hay comentarios:

Publicar un comentario