jueves, 6 de octubre de 2016

El latín no es una lengua muerta, la prueba es que es el idioma oficial de un Estado, la Ciudad del Vaticano, pero no puede tener ya descendencia legítima: sus hijas hace ya mucho que abandonaron el "nido". Sin embargo, es la única lengua en que se puede decir el nombre de la rosa, "rosa, rosae", sin mentir ni a la rosa ni a quien vaya dirigido el mensaje, pues no puede obtener beneficios, ni en consecuencia generar pérdidas, de la emisión de sus fonemas al ser una lengua sin tierra, luego desenterradas sus raíces y su conexión con la vida nuestra. Y sólo lo que no es objeto de comercio, sea real o metafórico, puede decir verdad.

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