lunes, 21 de noviembre de 2016
Quiso la historia musical que el nombre de Ana Magdalena Bach pasara
asociado al cuaderno de obras del maestro que armase con tanto mimo para
encauzar y propiciar los rituales diarios de la familia. Ana, su
segunda esposa, morirá pobre, desposeída y atendida por los vecinos,
pero siempre tendrá un asiento, a la diestra del dios Bach padre, por
todas las ocasiones en que tocase al clave su música. El gran hormiguero
en el que vivimos se encuentra al final de las huellas de pisadas sobre
la nieve de la memoria colectiva, una de las cuales se va desmigando
poco a poco a los sones de la música que contiene el Cuaderno de Ana
Magdalena Bach.
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