miércoles, 21 de junio de 2017

El granero que guarda trigo y cebada alimenta a una población sostenible de cucarachas y ratones, mucho menos visibles las primeras que los segundos y también mucho más numerosas. Buscan a toda costa la autorregulación de su población para no sufrir castigos humanos tenidos por divinos. ¿Sería mucho pedir que nos acostumbráramos a su compañía y por animales de compañía las tuviésemos? Al comer pan, el campesino sabe que no se alimenta solo sino también a todas las criaturas que penden de esa cadena trófica, ungida por manos humanas. ¿Sabemos ser dignos de todos los que dependen de nosotros? Es signo de prudencia empezar por lo pequeño para llegar a lo grande...las cucarachas.

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