miércoles, 4 de julio de 2018

Nacho abrió la claraboya y miró al exterior. Había montoncitos de hojas agostadas por el verano dispuestas al borde de la acera. La brisa caliente hizo rechinar los goznes. El infierno se abrió y salió...un estadio de fútbol con todas las plazas de pie y al sol. (Y Dios en su infinita sabiduría le otorgó una subsede del Mundial de fútbol).

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