sábado, 27 de enero de 2024

Tengo más de 60 años. Y vivo con un moderado optimismo que considero es la postura ante la vida más cabal para hacer frente, e intentar compensar, la avalancha de contratiempos y miserias vitales que siempre acechan. Sí, pero... Leí hace un par de días una entrevista al escritor Eduardo Mendoza a quien siempre he tenido en gran estima. Este hombre ronda los 80 años. Y me quedé sorprendido al leer que considera que la vida es una pérdida. De tiempo, de energías y de posibilidades reales. En un primer momento mi reacción fue echar por tierra al ídolo literario pero he recapacitado al estimar que a su edad seguramente no queda mucho para alcanzar, de verdad, el horizonte. Y, en consecuencia, el registro vital está casi agotado. Todos pensamos que asumimos la decadencia que se producirá en una edad avanzada pero yo no la tenía verdaderamente muy en cuenta. A 20 años vista de dejar de creer en el horizonte como utopía.

miércoles, 17 de enero de 2024

Como nadie es capaz de predecir el futuro, por definición cuántas más alternativas de futuro se supongan, menores probabilidades hay de que ocurra "algo" realmente en el futuro. Así que, en el último siglo y medio ha aumentado grandemente la potencia de la realidad del presente. Con lo que ha aumentado la capacidad de desalojo del futuro. Como nadie puede decir cual es la capacidad total del futuro, no se sabe si lo achicamos o menguamos significativamente. El límite, desde luego, sería la oclusión del futuro con lo que se cancelaría la evolución humana en un período dado.

viernes, 5 de enero de 2024

Para el ser humano solo hay dos clases de cosas en este mundo, narración y acción. El movimiento y la quietud, son las dos caras de la acción y la narración es la palabra que dando vueltas insensiblemente sobre el mismo punto va trazando surcos de movimiento a quietud y viceversa. En otros términos, es el movimiento dialéctico que mueve el sí y el no, yendo y viniendo incansablemente de uno al otro. El movimiento y la quietud son dos emblemas de lo infinito en tanto sus lugares son, por ejemplo, infinitamente divisibles. La ciencia con su acumulación de conocimiento cierto (y su corolario la tecnología) es lo que ha permitido al independizarnos de la naturaleza hasta cierto punto, que la narración se vuelva relativamente autónoma, relegando a la acción a mero soporte instrumental. ¿Pero si la narración vuela sola, qué será del conocimiento? De la ciencia racional a la ciencia mítica. Si se consolida este despegue de la narración en unos pocos siglos se ahogaría a la ciencia con lo que tendríamos 500 o 1000 años de edad oscura. Es posible que después, en un movimiento de síntesis retornase la ciencia sobre una base quizá más amplia y así sucesivamente, en ciclos que son propios del tiempo mítico. Con lo que la ciencia racional sería un momento dentro de otro más amplio de ciencia mítica. No del mito al logos sino el logos, un mito. Como nadie puede predecir el futuro, estoy seguro de que no será así.