sábado, 29 de junio de 2019
Noche. A pocos pasos del epicentro, zona cero, del Orgullo de Madrid. Sombras perrunas fugaces sobre, dentro de, un laberinto vegetal o parterre floral como se quiera, al lado del Prado. Negros lomos, negras patas, persiguiendo la noche que refresca apenas, -pero sí-, rebozándose en la hierba recién regada. Después del jaleo ritual durante varios minutos de embeleso perruno, perfumados por el aire caliente y la relativa intimidad de la oscuridad ciudadana de un parquecillo, de repente, en la noche, dos ojillos brillantes, dos luciérnagas que miran desde el reposo fugaz sobre la hierba. Y te ven esos ojos, y eres tú porque son ellos. Sosiego y solaz del espíritu, aquí, a dos pasos del enjambre de Madrid.
viernes, 28 de junio de 2019
miércoles, 26 de junio de 2019
lunes, 24 de junio de 2019
sábado, 22 de junio de 2019
Recurrir al método es apelar a la gran maquinaria universal. Algo que hay que hacer con gran conocimiento de causa o bien, con escaso sentido de la responsabilidad. En ambos casos el pensamiento universal fluirá, es cierto, y con consecuencias contradictorias. Se plasmará una resultante esencial y se perderá la ocasión de haber dedicado unos esfuerzos ímprobos a tareas más sensatas y de escaso recorrido pero que dejan su traza en cualquier arenal de la memoria.
jueves, 20 de junio de 2019
miércoles, 19 de junio de 2019
Esperar un poco es sinónimo de actuar con gran prudencia en la mayoría de juegos y competiciones. Pero quien espera va perdiendo un flujo constante de oportunidades. Así, es más sabio el que juega con menos bazas y aún así lleva todas las de ganar. Los buenos frutos llegan con paciencia y una pizca de astucia.
lunes, 17 de junio de 2019
miércoles, 12 de junio de 2019
martes, 11 de junio de 2019
Devolver es compartir otra vez. Por segunda o por enésima vez. Cuando se va repitiendo, se va afianzando una relación de mutua aceptación compartida. Es la base de las mejores relaciones adultas, de las más sanas y fuertes. Así, devolver es grato y se vuelve tan sencillo como asumir la simplicidad esencial -y a veces oculta- que tienen las relaciones humanas más sanadoras.
domingo, 9 de junio de 2019
Prelación es un término que puede utilizarse para la ordenación de las fuentes de una investigación historiográfica o, por ejemplo, en la prelación de los canónigos en el Coro de una Catedral.
Pero ninguna otra hay en España, a estos efectos, como la de Barcelona, pues el Coro catedralicio fue sede en 1519 del Capítulo de la Orden del Toisón de Oro, cuyo canciller era el emperador Carlos, y que reunió a cuatro reyes y 44 caballeros más.
La prelación nobiliario-genealógica se hizo con gran rigor como dan fe los escudos de cada uno de los caballeros asistentes, pintados sobre el respaldo de cada cátedra del Coro.
Dice mucho del espíritu caballeresco haber reunido en paz y armonía por unas semanas a Francisco I de Francia, enemigo acérrimo a la sazón del emperador, Enrique VIII de Inglaterra, cuyas similitudes con Trump parecen no tan lejanas, y otros 46 caballeros, dos de ellos también reyes, cada uno de su Casa y de su Hacienda.
Pero ninguna otra hay en España, a estos efectos, como la de Barcelona, pues el Coro catedralicio fue sede en 1519 del Capítulo de la Orden del Toisón de Oro, cuyo canciller era el emperador Carlos, y que reunió a cuatro reyes y 44 caballeros más.
La prelación nobiliario-genealógica se hizo con gran rigor como dan fe los escudos de cada uno de los caballeros asistentes, pintados sobre el respaldo de cada cátedra del Coro.
Dice mucho del espíritu caballeresco haber reunido en paz y armonía por unas semanas a Francisco I de Francia, enemigo acérrimo a la sazón del emperador, Enrique VIII de Inglaterra, cuyas similitudes con Trump parecen no tan lejanas, y otros 46 caballeros, dos de ellos también reyes, cada uno de su Casa y de su Hacienda.
No puedo decir que ha comenzado el verano sin que se produzca el hecho un sí es, no es, luctuoso, de mi catarro estival. La transición al verano siempre se acompaña de un doliente estado febril y mucoso-carrasposo. Es mi peculiar forma de adaptación al verano - y también al invierno -, y no le he de dar muchas más vueltas. La fiebre es vida, vida borboteante y cuasi-hirviente. Así sea, Padre, Dios-sol.
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