miércoles, 26 de agosto de 2020
sábado, 15 de agosto de 2020
Seguro y acompañado en mi corazón transito por el mundo que me acoge, llueva, truene o haga calor. Ningún lastre impide a los globos ascender desde el suelo hasta las fauces de un perro juguetón - me imagino un globo rojo -. Distintos caminos aéreos conducen a los cielos los deseos y plegarias que, como un globo rojo, juegan a volar. Este laberinto de los deseos es vegetal y, por tanto, amable y venial. Como algunos perros que aman la lechuga, y hasta el brócoli, me entran ganas de hincar el diente, pero ellos esperan la voz del dueño y yo la de mi conciencia. (Fragmento de la confesión general de un jefe de negociado con ocasión de la confección de Impromptus administrativos - y que no pare la música -)
miércoles, 12 de agosto de 2020
Las gatas, se llamen Missi o Leia, no desprecian nunca a sus dueños, porque en el teatro de sus mentes, representan el papel de proveedoras, si no de alimentos, sí de bienes intangibles, pero contantes en afecto. Actrices consumadas, divinas ellas, leen al Autor de nuestros días para desear que la felicidad del grupo sea cumplida. Y si no es así, es por culpa de los humanos, que frustran esos deseos, no os quepa la menor duda.
lunes, 10 de agosto de 2020
En la muerte de Pere Casaldàliga, obispo de los pobres, protector de los indefensos, amparo de los niños y de los ancianos, que subió a los cielos en el día de ayer, Pedro Casa de Águila. De René de Chateaubriand, autor de las "Memorias de ultra-tumba", se han conservado los borradores en los que hacía infinidad de correcciones partiendo, muchas veces, de un texto bastante pobre. Así se me ocurre que debía trabajar el obispo Casaldàliga, con esfuerzo y constancia a partir de bases muy precarias. Descanse en paz Pedro.
martes, 4 de agosto de 2020
En Salamanca, la de la piedra bruñida y dorada, la de los cielos tenuemente teñidos de nube y, al atardecer, de gloriosas puestas de sol, pero contenidas, que no se olvide que somos castellanos. Pues hasta los viajeros que allí recalamos lo somos, aunque sea de refilón y como quien no quiere la cosa. Al borde del Tormes, río humanizado, tranquilo, como un meditabundo personaje para nada mitológico, sino muy de andar por casa y entre verdores. Los perros han gozado, y nosotros con ellos. Bruno se ha tiznado (siento tener que decirlo, pero a mi me recuerda a un aborigen australiano), Yanko ha nadado con muy buen estilo, haciéndose unos largos y todo. Bruno, en cambio, de pensamiento menos altanero, se ha remojado la barriga, pero eso sí, con una sonrisa de oreja a oreja. El diálogo de la vida nos ha entretenido y nos ha acunado, llevándonos de aquí para allá, casi sin sentirlo, pues, como bien debéis saber, los perros son de pies ligeros...No nos hemos perdido, nos hemos encontrado un poquito más todavía, y a pie firme, lo rubricamos en foto. Ya sé que yo no llego a medio Woody Allen (ni a un cuarto), pero el soplo de vida que me atraviesa (todavía) me hace frecuentar la compañía de otros más grandes, más sabios y mucho más libres que yo. Buster, el pequeñín de la foto se coló de rondón y participó en todos los juegos, valiente y atrevido, no puedo decir lo mismo de mi foto con los perros, pero ellos hacen como si no pasara nada, y ¿sabéis?, me hacen sentir que valgo la pena. La imagen puede contener: perro y exterior La imagen puede contener: perro, exterior, naturaleza y agua La imagen puede contener: 2 personas, personas de pie, perro, exterior y naturaleza La imagen puede contener: perro y exterior
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