viernes, 27 de enero de 2023

Estamos asistiendo a una aceleración progresiva de la primacía de lo grupal sobre el individuo. En este siglo XXI, creo que empezamos con lo "políticamente correcto" (o la prohibición política de ofender), que fue el primer intento de imponer a adultos valores morales (supuestamente óptimos) por medio de lo grupal cuando hasta ese momento lo moral era un atributo del individuo que tenía libertad para evolucionar, o no, moralmente, en función de su experiencia, sus conocimientos y sus elecciones personales. Siguió el nuevo feminismo, en oposición al feminismo clásico del siglo XX, que trata de resituar a las mujeres por medio de empujones socio-políticos, cuando antes se trataría de un "trabajo" que cada mujer debía emprender para mejorar su situación - dados, por supuesto, iguales derechos respecto al hombre -. Y el movimiento LGTBIetc..., que no sé si fue antes o después del nuevo feminismo.Y todos los ecologistas, animalistas o así...Que tratan de imponer valores a la sociedad independientemente de los individuos, hasta entonces sujetos libres de cambiar, como ya he dicho. También el cambio climático, entendido como religión laica, o sea, portadora de valores morales, respecto del cual, si no aceptas todos sus dogmas, eres tachado de "negacionista" (es decir, de hereje, y, por tanto, condenable a la hoguera pública). Todos estos ejemplos tienen en común que consideran "malos" (reprobables moralmente) a sus opositores, con lo que se genera mayor intolerancia y presión hacia una "unanimidad" social. No me quiero extender.Solo indicar que, de esta forma, estamos poniéndonos en sintonía con el pensamiento chino (y de Japón, y de Corea, y del Sudeste asiático, en general).Es una inversión, en cierta medida, respecto del modelo occidental de los últimos 500 años.Supongo que resultará beneficioso, dado que la potencia hegemónica de los próximos 150 años será China. En realidad, es un retorno "posmoderno" al modelo de sociedad tradicional, del que los extremo-orientales representan la mejor versión. En otras sociedades tradicionales, al no poderse expresar el individuo, que es el que puede generar "chispas" ascendentes, se tiende naturalmente a igualar todo el grupo por el punto más bajo de la escala.

miércoles, 25 de enero de 2023

Vosotros me diréis si soy muy raro, pero yo que soy mayor, desde hace unos años paso de sexo olímpicamente. Y no veáis qué placer! Oye, que no tengo orgasmos pero a cambio no pongo todos los huevos en el mismo cesto. Sí, como ya no recuerdo ningún orgasmo, mis variados otros placeres aumentan mucho su cotización. Desengañémonos, el sexo no monógamo es neurotizante, lo que está bien para los jóvenes, no? Quiero decir, los vaivenes emocionales tipo montaña rusa, una cierta dosis de adrenalina... Y, llegado a cierta edad, el sexo en el matrimonio se estiliza hasta desaparecer como el gato de Cheshire. No tengo deseo sexual y, como soy de natural austero, no tengo casi ningún otro tipo de deseo. Alcanzada la ataraxia por vías no previstas por Epicuro, puedo decir, cumplidos los últimos objetivos... ha estallado la paz.

sábado, 14 de enero de 2023

La irracionalidad siempre ofrece la posibilidad de un drama, mientras que la racionalidad siempre ofrece la posibilidad de una comedia. Y en ese orden.

miércoles, 4 de enero de 2023

Ayer escuchaba echado en el sofá, la primera parte de la Pasión según San Mateo, de Bach, y se me ocurría entre otras divagaciones que si se ha dicho muchas veces que la música de Bach tiene un trasfondo matemático, ¿por qué no atribuirle también una función de brújula vital? Sí, escuchando uno de sus primeros corales pensé que esa parsimonia musical, esa estolidez, esa austeridad, podrían ser una forma de situarnos, - sin la suntuosidad y riqueza del amparo divino -, por medio de tres trazos musicales, en una identidad nueva para la época, la de hombres tout court, no ya criaturas divinas, criaturas de Dios, sino hombres y mujeres a punto, a punto, de emprender su camino vital. En efecto, esa es la impresión que me llevé, ya digo, recostado en el sofá con mi mantita, homo qualunque del siglo XXI. Bach como modelizador del ser humano moderno. Ya luego, en el clasicismo, vendría lo de echarnos al camino sin mirar mucho al pasado que es el emblema de lo divino para el hombre, pues si el presente y el futuro son el reino de lo desconocido, el pasado es lo perfeccionado, metáfora del conocimiento perfecto que tiene Dios. Bach, todavía de cara al pasado, nos recrea con una identidad independiente. En realidad, pensaba, Bach no es sólo matemático, sino también geógrafo - brújula en mano - y, sobre todo, científico en general, pues creo que esa época es la primera en que la ciencia, que es acumulación de conocimiento cierto, se utiliza para dar autonomía al ser humano respecto a Dios. En la Pasión, Bach se sirve de una suerte de cómic teológico para, todavía impetrando la misericordia divina, dar cancha al hombre, aun a riesgo de devenir motivo de irrisión.