sábado, 27 de enero de 2024

Tengo más de 60 años. Y vivo con un moderado optimismo que considero es la postura ante la vida más cabal para hacer frente, e intentar compensar, la avalancha de contratiempos y miserias vitales que siempre acechan. Sí, pero... Leí hace un par de días una entrevista al escritor Eduardo Mendoza a quien siempre he tenido en gran estima. Este hombre ronda los 80 años. Y me quedé sorprendido al leer que considera que la vida es una pérdida. De tiempo, de energías y de posibilidades reales. En un primer momento mi reacción fue echar por tierra al ídolo literario pero he recapacitado al estimar que a su edad seguramente no queda mucho para alcanzar, de verdad, el horizonte. Y, en consecuencia, el registro vital está casi agotado. Todos pensamos que asumimos la decadencia que se producirá en una edad avanzada pero yo no la tenía verdaderamente muy en cuenta. A 20 años vista de dejar de creer en el horizonte como utopía.

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