el cuentista impenitente
domingo, 29 de junio de 2025
Otro año más que llega el verano. Sí, no es una boutade, pues para cada uno todo es gratuito. La vida, la realidad, en cualquier instante puede estallarte en la cara como una pompa de jabón. Vivir, sí, es un gran triunfo que te lleva de victoria en victoria hasta la derrota final, como decía Groucho. Y el verano es la estación...del veraneo. Sí, como casi todos los años tengo vacaciones en verano y, por unos días, se acabarán el metro, madrugar y todos los gestos y rituales del trabajo. Hay que vivir hasta en vacaciones... Con el paso de los años y acentuándose mi natural austeridad doy por hecho que para que haya oficialmente un verano tengo que tomar a) un helado b) un granizado de limón y c) un vaso de horchata. Una vez cubiertos esos rubros ya me doy por satisfecho y siento que he veraneado. Ahora ya solo queda pasar calor. Bienvenido sea.
jueves, 19 de junio de 2025
Naturalmente, la diferencia fundamental entre ciencias duras y humanas es que tratan respectivamente, de objetos y de sujetos. Podría decirse que ello implica diferencias en la aplicación del “poder” coercitivo de ambos tipos de disciplinas. Así, la física “impone” al objeto la teoría concreta de que se trate sin posibilidad de réplica o discrepancia por parte de este. Y al imponerle la teoría le impone el tipo de preguntas que le hace y por tanto el margen de respuestas posibles. A diferencia de las ciencias humanas en las que el sujeto siempre tiene posibilidad de réplica. Quiero decir que el discurso de la física se detiene llegado a un punto y esto es lo que caracteriza a la verdad bien fundamentada de su ciencia. Cuando no se puede añadir nada más, ahí se encuentra una verdad científica. Este criterio pragmático de la verdad no se puede aplicar en ciencias humanas pues lo que caracteriza al discurso entre humanos es que no tiene fin. Siempre se puede decir algo más. Con lo que nunca se alcanza verdad alguna. La ciencia humana es siempre materia de opinión.
domingo, 8 de junio de 2025
Desde el final de la 2ª guerra mundial hay dos hechos básicos que han modificado el panorama general. En primer lugar, todos los pueblos del globo han adoptado el Estado-nación que surgió en Europa en los siglos XVIII-XIX, con lo que se ha impedido de hecho la continuidad histórica del colonialismo pues un hipotético colonizador actual se enfrentaría no a pueblos o tribus desunidos sino a estados organizados o al menos a proto-estados imbuidos de nacionalismo. Ejemplo claro de ello son los fracasos de los últimos estadios evolutivos del colonialismo, esto es, la injerencia internacional humanitaria y la justicia universal. Véase las guerras balcánicas y las invasiones de Afganistán. En segundo lugar, se ha generalizado universalmente el sistema económico capitalista, en dos versiones, el neocapitalismo occidental, y el capitalismo de Estado chino y ruso. La primera versión últimamente parece que pierde fuelle y está tomando algunos elementos prestados de la segunda. Véase el auge de las extremas derechas en Occidente, con su demanda, entre otras, de mayor nacionalismo y rechazo a la inmigración. Así, el derecho y la economía han visto el triunfo pírrico de Occidente, no así la cultura, la sociedad, la religión...Occidente vive horas bajas también debidas a la filosofía pues los pueblos europeos han ido gradualmente adoptando el imperativo categórico kantiano que el propio Kant consideraba un ideal utópico inalcanzable. Con lo que, de paso, han perdido todo el ardor guerrero que les caracterizaba y se han convertido, en su mayor parte, con la excepción por el momento de Estados Unidos e Inglaterra, en presa fácil para cualquiera que se de cuenta de ello. Y si no, al tiempo...
domingo, 1 de junio de 2025
El verano es la estación en que los bebederos de agua para perros y otros animales son más necesarios. Para los caninos de paseo recorriendo el barrio es un juego delicioso ir saltando de estación de abrevadero en estación de abrevadero. Generalmente a cargo de tiendas y comercios que se responsabilizan de más necesidades de sus clientes potenciales que las estrictamente comerciales. Lo que es muy de agradecer. Y de paso es un buen indicador de algunas virtudes, comerciales o no, de los tenderos del barrio. Los pájaros lo tienen algo más difícil pues no van acompañados de humano consumidor. Reconozco que hasta ahora no había dispensado una pequeña provisión de agua para ellos en mi balcón. Creo recordar ahora que alguna vez hice el experimento pero resultó fallido. No recuerdo muy bien por qué. Y lo vuelvo a intentar. Ya informaré de los resultados. Cada vez voy adquiriendo más hábitos de jubilado. No es mala cosa pues mi jubilación está próxima. A ver si sobrevivo algún tiempo, lo suficiente para ayudar a prosperar a alguna paloma, a algún gorrión y a alguna que otra planta. Porque los humanos saben disponer de mi, relativas, inocencia e ingenuidad dado que pertenezco a la misma especie que ellos y esa marca de mi personalidad conlleva que no compita mucho con mis personas próximas mientras comparto el nicho ecológico.
miércoles, 21 de mayo de 2025
Algunos filósofos dicen que la experiencia solo es transformadora si se está capacitado mentalmente para ello. Pero no será esto la pescadilla que se muerde la cola? Sería como decir que la experiencia solo se puede "guardar" en los "recipientes" que previamente deben estar preparados. ¿Y eso no significa que esas experiencias nuevas han sido ya previamente vividas de algún modo? Con lo que se negaría la linealidad del tiempo psicológico. Lo que es una negación de la posibilidad de crecimiento psicológico. Un sinsentido, vamos. O si no también se podría aducir que la vida nos conduce en forma determinista solo por los derroteros para los que estemos preparados. Y así la vida sería un simulacro o una representación teatral en la que ya está escrito el guión. El sino, el destino, el fatum. Sí, tiene sentido.
domingo, 11 de mayo de 2025
Confieso que nunca me he planteado seriamente el sentido de la vida. En primer lugar, diré que no se puede antropomorfizar la naturaleza. Quiero decir que los valores humanos no son aplicables a la naturaleza. En particular, decir que el mundo sea justo o injusto carece, para mi, de sentido. La naturaleza o el universo ni tienen ni dejan de tener sentido alguno. Y este principio aplicado a mi vida, para mi se expresa así: nunca podemos abarcar realmente la totalidad de nuestra vida. Mi vida, en su totalidad, es un concepto abstracto que no tiene correlato empírico pues realmente lo que podemos tener, más o menos, en mano son porciones o segmentos de nuestra vida. Aquellos que podamos abarcar mentalmente con algún sentido concreto, sea en forma de recuerdos o de vivencias reales. Así, desde mi punto de vista, la totalidad de mi vida es un elemento natural y no antropológico al que no podemos aplicar valores humanos, como el sentido. Mi vida ni tiene ni deja de tener sentido alguno. Sí lo pueden tener porciones o segmentos concretos de mi vida, pero eso ya es, ¿no os parece?, otra cosa.
jueves, 1 de mayo de 2025
Dios habita en el mundo de las verdades de razón que son las que no se refieren a hechos del mundo sino a meras relaciones lógicas en el interior de una proposición. Porque Dios no puede conocer sobre el mundo, ya que lo que permite conocer es la limitación, la finitud. Conocer algo es completarnos un poco, ensanchar nuestros límites. Así, es algo propio de los seres humanos, de los seres vivos, en general. Puesto que Dios habita la eternidad no dispone de un reloj para medir cuánto le falta por conocer. Y las verdades de razón, un ente lógico, serían el pasadizo que conecta la eternidad con el tiempo. No os extrañéis, porque el hombre es la intersección entre la eternidad y el tiempo. Si viviera hoy San Anselmo, estoy seguro de que deduciría a Dios utilizando las verdades de razón.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)