jueves, 25 de abril de 2024

Mi vida se puede leer como una novela (por ahora inacabada). Y, al igual que Rayuela, no hay un modelo único para armarla. Hay, creo, 2 o 3 ideas-fuerza que permiten montarla. Pero igual sería más interesante, caso de que tuviera algún lector, seguir el curso de minucias, futesas, a las que se puede dar la importancia que se quiera. En cualquier caso, no creo poder decir que mi vida es mía. Entiéndaseme, en tanto que ser social, mi vida tiene muchos fusibles y engranajes que la hacen funcionar y no muchos dependen exclusivamente de mi. Soy una persona mediocre moral e intelectualmente, en el sentido de que, funcionalmente, mi vida no destaca por nada especial. Cuando muera un amigo dice que todo irá al contenedor. Mis libros, mis discos... Y bien está. Así se hace sitio para las generaciones siguientes. Me estoy dando cuenta de que quizá estoy escribiendo mi epitafio. Como suele ocurrirme, me tomo atribuciones que no me corresponden. Al menos estoy levantando la mano en la clase de todos, lo que dada mi acentuada timidez, implica por mi parte poner un gran empeño. Pero no espero, como Nerón, un aplauso cuando caiga el telón. Ni creo, tampoco, que se oiga grito alguno solicitando al "Autor, autor..!"

lunes, 15 de abril de 2024

La política debiera ser el reino de la pragmática, lo que está orientado a las cosas mediante acciones, pero es realmente así? En épocas de plenitud social seguramente lo sea pero se dan altibajos. Actualmente, en España al menos, da la impresión de que prima el acento sobre el lenguaje. Y como el reino natural de la política está en la acción pues el uso de la palabra destinada a dar forma a la acción vira rápidamente hacia la normativa, la prescripción, la ética en el mejor de los casos. Pero si cojea la pata pragmática entonces el lenguaje de la política rápidamente deja de orientarse hacia la verdad, que es la manera en que las normas pueden prescribirse éticamente, para caer en la más redomada de las mentiras. Es un ejemplo más de la acción-reacción que es el sistema de movimiento social por excelencia. Sí, cada uno de nosotros somos pistones sociales, más que engranajes sociales. Y la política es el medio social para embridar y orientar por donde sople el viento al conjunto de los pistones sociales. Cuando estamos embarrados en las mentiras el barro entorpece su funcionamiento. Limpiar todo esto es tarea engorrosa y meticulosa. Y sobre todo requiere de lenta pulcritud. O de una lluvia salvífica...

viernes, 5 de abril de 2024

En España el cotilleo es el pan nuestro de cada día. Y no hay pan duro si hay hambre...Los centros de trabajo, las plazas y casi cada casa rebullen cada día con el zumbido perenne de los insectos sociales que somos. Sí, la trama fina de las relaciones sociales en España la constituye el cotilleo. Todas y todos lo practican, a mi que no me digan... Cotillear no implica necesariamente maldad o inquina contra el o la cotilleados sino un afán obsesivo por tirar la piedra y esconder la mano casi, casi, en abstracto. Quiero decir que lo importante no es la persona alanceada sino que el murmullo no decaiga. Porque esa trama, en negativo, esconde un temor cerval al "qué dirán". Con lo que el país entero, España, cada una de las personas que lo componen, vive coartado en su accionar por temor a ser señalado con el dedo. Tanto las posibles acciones buenas como malas que puedan ser tildadas en alguna manera de creativas, originales o innovadoras quedan retenidas en gran medida antes de asomar la cabeza por el miedo al "qué dirán". Lo rutinario, lo consuetudinario, no. La mediocridad moral, no. Y así seguimos en esta España nuestra.