jueves, 13 de noviembre de 2025
La racionalidad se aplicó durante mucho tiempo a las palabras, a la referencia que no al referente, pues la razón o el logos es, ante todo, un relato que dispone de alternativas potenciales a diferencia del mito en que el relato es único. Cuando advino la ciencia moderna se comenzó a aplicar sistemáticamente la racionalidad al referente, a los hechos del mundo, llegando por primera vez al mundo el “conocimiento cierto”, propio de la ciencia. Conocimiento cierto aplicado a briznas de realidad, primero, y luego más extendido y ramificado. Con lo que en cada vez más porciones de la realidad el relato quedaba fijado, se tornaba único. Y llegó un punto de saturación e inflexión con la teoría de la relatividad junto con la mecánica cuántica. Se fijó y a un tiempo se escindió la realidad en forma binaria, e incompatible mutuamente, entre lo macro y lo micro. Lo que implica una contradicción pues, teóricamente, hay no uno sino dos mitos fundantes. Lo que se lleva también por delante la virtualidad del logos, la posibilidad de que haya relatos alternativos pues si la totalidad de la realidad se ha escindido en forma binaria, ambos relatos (las teorías) que son inconmensurables, al cubrir toda la realidad adoptan la forma de una contradicción (A y no A) en algún momento de su posible formalización, ni que sea de modo simbólico. Y además dentro de la mecánica cuántica surgieron varias interpretaciones posibles, como si ese mito (teoría fijada) triunfase definitivamente sobre el logos (se lo comiese). Así, la interpretación teórica de la realidad se ha vuelto, actualmente, contradictoria. Por tanto, o nos hemos quedado sin realidad o bien nos hemos quedado en la total ignorancia. Y la vida sigue y llevamos casi 100 años así...
martes, 4 de noviembre de 2025
¿Y si la diatriba libertad-necesidad se pudiera reformular no como una dicotomía sino como un continuo? A mayor libertad, mayor grado de sorpresa psicológica en la comunicación, lo que en teoría de la información implica un sistema con mayor entropía. Y a mayor necesidad, menor grado de sorpresa psicológica en la comunicación, lo que implica un sistema con menor entropía. El conocimiento humano surge, de resultas de esta definición, de una mayor tasa de libertad, pues se caracteriza por sorprender. Y por supuesto asimismo la racionalidad humana, a la que se accede definitivamente una vez se comprende que siempre hay narraciones alternativas, sorprendentes, para una cuestión dada, a diferencia del mito, que es una narración absoluta.
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