el cuentista impenitente
lunes, 18 de marzo de 2024
Soy viejo. Perdonad que esta aserción se haya convertido en ritornello, pero es que yo no me lo acabo de creer. Supongo que con el tiempo esto se volverá un problema al diferir tanto mi cognición de la realidad decrépita de mi cuerpo y espíritu. Ahora, por decirlo llanamente, estoy en el filo de la navaja, todavía me puedo creer casi cualquier cosa. Pero conforme me vaya acercando a la setentena esto se hará cada vez más difícil. Esta mañana, hablando con un colega en años, mencionaba el ejemplo de un perro al que quiero mucho, que es ya abuelo y que ya sube al sofá donde suelo sentarme una patita primero, otra después y la otra y la otra... pero hasta hace relativamente poco tiempo ascendía de un salto. Pues el otro día, supongo que llevado de un impulso de juvenalia quiso subir de un salto...se estampó de bruces. Se detuvo un instante y subió patita a patita...Así me pasa en estos tiempos todavía solo metafóricamente. Pero con el paso de los años se hará literal. Es como si viviera en poesía actualmente, un poco al modo del Burgués gentilhombre, de Molière, que se asombraba de que supiera hablar en prosa. A medida que pasen los años recaeré en la prosa, de forma prosaica. Y prosaicamente acabo esta entrada agradeciendo al Señor que siga pudiendo calzarme los pantalones levantando una pierna primero y luego la otra...
lunes, 4 de marzo de 2024
Retomando lo dicho en mi anterior entrada, la violencia legítima equilibra a la ilegítima en una sociedad sana. Y entonces, el coste, el volumen económico que deriva de la delincuencia tendrá que ser equilibrado por el coste económico de la violencia legítima. Pero estoy casi seguro de que el valor presupuestado de la policía y el ejército es mucho menor que el de la delincuencia. Así, tendrán que añadirse otras formas de violencia legítima como los mataderos o parte de la fuerza coercitiva que ejerce el capital sobre el trabajo, por ejemplo. Al llegar a equilibrar el coste de la violencia ilegítima esas cantidades se incluyen en el "debe" social general. Todo lo que lo excede es el "volumen" social útil que, sumergido en el medio correspondiente desaloja la cuantía útil de transformación social de una sociedad dada. O de como la física recreativa ayuda a pasar la tarde de algún ocioso.
lunes, 26 de febrero de 2024
La violencia legítima (esto es, la detentada por el Estado: policía, ejército...) equilibra, en una sociedad sana a la violencia ilegítima (delincuencia). En tal caso, hay paz social, justicia social y bienestar social. Si la violencia legítima es menor a la ilegítima, hay desestructuración social. Y si es superior, la sociedad es una tiranía. Cuando hay equilibrio se aplica un principio de Arquímedes social.
lunes, 19 de febrero de 2024
Yo creo que ser rey, o miembro de una familia real, lo ilustra bastante bien el siguiente chiste de hace unos años. Felipe, que entonces era príncipe, va y le dice a su madre: ¡Mamá, mamá, soy guey, soy guey!. Y la Reina, con su bronco acento germánico, le dice: No, hijo, el guey es tu padre, yo soy la gueina y tú eres el príncipe. Así se las ponían a Felipe II (o Carlos III, o Fernando VII). Los pobres mortales de a pie, en cambio, tenemos que vivir, o sea, tenemos que darnos de cabezazos contra la pared porque vivir, si es algo, es un contratiempo. Y un chiste que nos contamos unos a otros.
lunes, 5 de febrero de 2024
El lenguaje verbal no llega a conclusiones, en general. Por definición, siempre se puede seguir hablando. A diferencia de la comunicación entre animales no humanos que alcanza la comunicabilidad perfecta (ya que no hay más de lo que se "dicen" unos a otros), la utilización del lenguaje verbal comporta siempre la imperfección pues no llega a conclusiones. Prueba a intentar "cerrar" un diálogo (hablo hipotéticamente) y se te abrirán de inmediato varias vías de agua por las que mana un hilillo de comunicación (todo lo que se podía haber dicho y no fue dicho). Siempre se puede añadir, o sustraer, alguna parcela comunicativa, en cualquier diálogo. Puesto que no se llega a conclusiones no se puede "salir" del lenguaje verbal. Es, así, un ámbito cerrado (sobre sí mismo) a diferencia del lenguaje de los animales no humanos. Por decirlo metafóricamente, el lenguaje verbal utiliza la fuerza de la gravedad, tiene masa; mientras que el lenguaje de los animales no humanos es pura energía.
sábado, 27 de enero de 2024
Tengo más de 60 años. Y vivo con un moderado optimismo que considero es la postura ante la vida más cabal para hacer frente, e intentar compensar, la avalancha de contratiempos y miserias vitales que siempre acechan. Sí, pero... Leí hace un par de días una entrevista al escritor Eduardo Mendoza a quien siempre he tenido en gran estima. Este hombre ronda los 80 años. Y me quedé sorprendido al leer que considera que la vida es una pérdida. De tiempo, de energías y de posibilidades reales. En un primer momento mi reacción fue echar por tierra al ídolo literario pero he recapacitado al estimar que a su edad seguramente no queda mucho para alcanzar, de verdad, el horizonte. Y, en consecuencia, el registro vital está casi agotado. Todos pensamos que asumimos la decadencia que se producirá en una edad avanzada pero yo no la tenía verdaderamente muy en cuenta. A 20 años vista de dejar de creer en el horizonte como utopía.
miércoles, 17 de enero de 2024
Como nadie es capaz de predecir el futuro, por definición cuántas más alternativas de futuro se supongan, menores probabilidades hay de que ocurra "algo" realmente en el futuro. Así que, en el último siglo y medio ha aumentado grandemente la potencia de la realidad del presente. Con lo que ha aumentado la capacidad de desalojo del futuro. Como nadie puede decir cual es la capacidad total del futuro, no se sabe si lo achicamos o menguamos significativamente. El límite, desde luego, sería la oclusión del futuro con lo que se cancelaría la evolución humana en un período dado.
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