miércoles, 12 de agosto de 2020

Las gatas, se llamen Missi o Leia, no desprecian nunca a sus dueños, porque en el teatro de sus mentes, representan el papel de proveedoras, si no de alimentos, sí de bienes intangibles, pero contantes en afecto. Actrices consumadas, divinas ellas, leen al Autor de nuestros días para desear que la felicidad del grupo sea cumplida. Y si no es así, es por culpa de los humanos, que frustran esos deseos, no os quepa la menor duda.

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