viernes, 30 de septiembre de 2022

Es posible que la probabilidad de ocurrencia de lo inerte (lo no vivo) sea mayor que la de lo viviente. Si así fuera, la oposición del entorno (también el social), es decir, las dificultades contra las que hay luchar permanentemente para sobrevivir, sería una consecuencia natural de lo anterior. Y entonces, se produce un milagro a cada instante, el milagro de sobrevivir venciendo, momentáneamente, al destino.

lunes, 19 de septiembre de 2022

Solo por dar una vuelta de tuerca, ¿no será el celoso un narcisista socialmente aceptado? El narcisista solo se ama a si mismo, el celoso evita sentirse amado por su supuesto objeto amoroso. El resultado, en balance de energías, viene a ser el mismo. El celoso es una personalidad activa, mientras que el narcisista convencional es de personalidad pasiva. Así, el narcisista convencional es una suerte de agujero negro afectivo y emocional. Mientras que el celoso tiene dos movimientos: uno, inicial, de lanzar hacia fuera todo lo que se le convierte en obstáculo, oposición. Y el segundo, en automático, es el desplome hacia sí de lo que ha lanzado. Como buena personalidad activa, el celoso puede ser aventurero, pues las aventuras son obstáculos vitales que hay que superar. También, en esta descripción medio canónica, puede ser un consumista voraz en todos los órdenes, pues ese es un rasgo más de una personalidad muy expansiva, activa. Sí, tengo que escribir una carta con mis elucubraciones a la Asociación Psicológica Americana...

viernes, 9 de septiembre de 2022

Isabel, segunda de su nombre en el trono de Inglaterra, oscila con un periodo cada vez más breve, y no se sabe si su llama se apagará hoy. La era isabelina es la más larga de la historia británica. La verdad es que esa mujer siempre me ha caído bien. Seguramente no supera los límites de un ama de casa cualquiera, pero eso ha bastado para marcar una época. Siempre constante y persistente. Qué diferencia con nuestro rey heroico Juan Carlos! Ha sido una estrella fulgurante, con ascenso y caída. Claro que el tipo de poder de ambos no ha podido ser más distinto. Mientras Isabel era una irreprochable monarca constitucional, Juan Carlos ha sido ante todo el restaurador-instaurador de su dinastía. Con todo lo que comporta un fundador de dinastía. Juan Carlos tuvo poder, Isabel, auctoritas. Juan Carlos no ha podido disfrutar de la vejez, si es que en algún momento pensó en hacerlo. Isabel ha envejecido digna y majestuosamente. Su muerte seguramente será también muy distinta.