Hay historiadores que afirman que la población del Imperio Romano estaba alfabetizada. Si así fuera, el habitante medio del mundo romano clásico nos recordaría, por más de un motivo, a la película "Regreso al futuro", cuando leían, por ejemplo, la inscripción "Cave canem" (Cuidado con el perro), situada a la entrada de una villa de Pompeya.

El metro flexible de las modistas es el truco de prestidigitación sobre el metro rígido, de madera, de las tiendas de tejidos. (Por si fuera poca magia, te cosían en un plis plas una falda o un canesú).

La conciencia es el sentido, y resumen, de la mente, como ésta es el sentido, y resumen, del cuerpo en funcionamiento. Así, si pensamos en la palabra "casa", ésta alberga, en ese momento, a nuestro cuerpo. Con lo que materia y pensamiento se convierten en uno.

El Sol en el cielo concita a muchos amantes en torno suyo. Pero, ¡cuidado!, antes o después necesitarán una sombra ...o un factor 50 de protección solar.

Los basileus, emperadores de Bizancio, seguían unos rituales de Corte muy elaborados y diversificados. Uno de los más importantes era el ballet ritual en que el emperador y la emperatriz, representando respectivamente al Sol y a la Luna, organizaban en torno suyo, danzando, a todos los miembros de la Corte según su rango y nobleza. Podía durar muchas horas hasta representarse todos los pasos de ese complicadísimo baile. Y me pregunto: ¿quién daría inicio y fin al baile, el Sol o la Luna? Al ver al nuevo rey de Tailandia en su coronación, no tengo dudas de quien lleva la batuta. Prefiero la sobriedad imperial nipona, o el relumbrón en papel couché del gran duque luxemburgués. Ahora bien, no albergo duda alguna de que el ritual mayestático se decide en fueros tan recónditos como la cara oculta de la Luna y su correspondiente fulgor, el Sol.

"En enseñanza, todo lo que no sea enseñar a aprender, es adoctrinamiento". Sí, señor Chomsky, es lógicamente irreprochable...pero no.

Si hay una realidad sólida, ésta se encuentra en los problemas. Las soluciones lubrican el estrecho pasillo entre realidad e ilusión. Pues varían con frecuencia y sólo nos llevan un poco más lejos en esa búsqueda interminable. La realidad es dura de pelar.