jueves, 9 de mayo de 2019

Los basileus, emperadores de Bizancio, seguían unos rituales de Corte muy elaborados y diversificados. Uno de los más importantes era el ballet ritual en que el emperador y la emperatriz, representando respectivamente al Sol y a la Luna, organizaban en torno suyo, danzando, a todos los miembros de la Corte según su rango y nobleza. Podía durar muchas horas hasta representarse todos los pasos de ese complicadísimo baile. Y me pregunto: ¿quién daría inicio y fin al baile, el Sol o la Luna? Al ver al nuevo rey de Tailandia en su coronación, no tengo dudas de quien lleva la batuta. Prefiero la sobriedad imperial nipona, o el relumbrón en papel couché del gran duque luxemburgués. Ahora bien, no albergo duda alguna de que el ritual mayestático se decide en fueros tan recónditos como la cara oculta de la Luna y su correspondiente fulgor, el Sol.

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