La razón es la forma más humana de lo irracional que es el mundo. No seamos tendenciosos, también se podría decir al revés: lo irracional es la forma más humana de lo racional que es el mundo. Porque casi siempre la razón y lo irracional son cuestión de grados, y son mutuamente relativos. Se definen mutuamente la razón y lo irracional, a modo de vasos comunicantes del conocimiento y la verdad. Y el conocimiento y la verdad no están más en el uno que en la otra, sino en su mutuo resalte y contraste.

El colectivo perruno inventó hace ya mucho el Facebook tridimensional. Cuando se echan a la calle olfatean concienzudamente todos los rincones y objetos y cuando tras la inspección están satisfechos con lo que han percibido lo mean. Es el "me gusta" perruno. En su memoria impresionan fotos y graban vídeos que comparten, si les han gustado claro. Así las meadas de un día serán rastreadas por todos sus contactos perros que sucesivamente pasen por ahí, dando a conocer a sus amigos las fotos y vídeos correspondientes al entorno de la meada, que serán sucesivamente meadas afianzando el vínculo que une a la colectividad facebookiana.

Cuando a cada cosa se le da un valor emocional y "no la tiro porque me recuerda al jardín de infantes", se da una suerte de panteísmo pero laicizado, desacralizado, en el que, al final, el Dios es uno mismo, situado en el centro de los objetos. Y el egoísmo lleva a evitar el diálogo, que se establecería, objetos por medio, regalando a los demás. Una buena forma de evitar el propio endiosamiento es ir sacando objetos de la órbita de uno mismo para trasladarlos a los otros. Pero date prisa, pues muchos objetos caducan y entonces ya no le servirán a nadie.

La verdad nos permite ser libres, pero también determinados, pues nos da conocimiento cierto, del que podemos hacer el uso que queramos (o que podamos), así somos libres de actuar bajo el impulso de la necesidad que deriva de sus consecuencias ciertas. También somos determinados, en tanto el impulso de esas consecuencias ciertas nos conduce lógicamente.

Creo que la belleza es uno de los indicadores que revelan a la naturaleza instalada en el interior de la civilización. Y también es uno de los medios que tiene - la naturaleza - para castigarla y corregirla - a la civilización -. Pues niega así la habitual fealdad de la civilización.

La mejor forma lógica de representar la esquizofrenia (que podríamos caracterizar como la imposibilidad de decidir) podría ser la paradoja del cretense: "Todos los cretenses son mentirosos. Yo soy cretense". Y su representación visual sería un interior de Vermeer.

Conocer es la función primordial de los seres vivos. Todos debemos suponer ciertas premisas para conseguir alimentarnos y para vivir. Y a cada nuevo día debemos volver a comprobarlas. Porque ninguna tirada de dados está asegurada de antemano.