La era clásica de las hetairas fue el primer momento en que la mujer
accedió a la parcela más prístinamente masculina: el pensamiento. En
nuestros días, la prostitución de calidad, tanto masculina como femenina
atrae como un sol brillante y de fuerte campo gravitatorio a todos los
que vemos cómo, al aunar placer y conocimiento, se da lugar al ideal
platónico de conocimiento trascendiendo el ideal de virtud cristiana. Lo
que da lugar a la irrupción del futuro en nuestras mentes y cuerpos.
Generalmente, los adeptos y adeptas a esta forma de prostitución elevada acaban por trascender ese momento de sus vidas, cuando dirigen su fuerza creadora en otras direcciones. Una estrella potente les ilumina y ayuda a mostrar el camino a su entorno.
Si eres de los afortunados que los han encontrado en su camino agradéceselo al destino y cuida tu dicha.
(Del palimpsesto del Nuevo Origen conservado en la Hetairópolis. Versículos 116 a 123)
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