El
mar no gime sino que deja, se aleja oleaje, alcanza a sentir las aguas
de todas las aguas. Advierte, Niceas, que la belleza no es única sino
diversa, muy diversa, aunque sus líneas maestras se puedan amaestrar,
por quien está en posesión de los genios de la lucha, en breves trazos.
No alcanza más quien otea, sino quien declina, porque el declinar es una
fuerza irresistible, que no deja de hacer oír su llamado a todos los
hombres y las mujeres. Sé fuerte y contémplalo.
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