martes, 26 de agosto de 2025

Hay una tendencia en filosofía que lleva a aseverar que el mundo - las cosas y las personas - puesto que son conocidas solo a través del sujeto son, en realidad, desconocidas para mi (y para ti). Sí porque solo las conozco indirectamente. Como no podía ser de otro modo, diría yo, puesto que me parece que es una verdad de Perogrullo que el sujeto conoce (yo conozco) y que las cosas no están disponibles inmediatamente para mi sino solo a través de las percepciones. Lo contrario vendría a ser algo así como que yo fuera uno con las cosas (y las otras personas), lo que me parece que es un sinsentido. Se tardó muchos siglos en ser consciente de esta verdad. Para mi esto se podría renombrar como la democracia del objeto puesto que la situación filosófica anterior en la que supuestamente el sujeto conocía sin intermediación a las cosas las situaba, de hecho, en un plano de inferioridad respecto al sujeto cognoscente (ya que este las violaba constantemente y a placer, podría decirse, pues no podían ocultar nada de lo suyo: ni un ligero velo las cubría). Desde la asunción de esta verdad que he expuesto más arriba, el mundo, las cosas y las demás personas, está en pie de igualdad con el sujeto que conoce. Cada uno tiene su reino autónomo, podría decirse, aunque ambos estén inextricablemente entrelazados. Sí, darse cuenta es uno de los placeres más grandes - y misteriosos - de este mundo.

sábado, 16 de agosto de 2025

El punto cero de la estética de la monarquía absoluta es el monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Felipe II creó un emblema-construcción que sería replicado un siglo después con Versalles, la adaptación de Luis XIV al gusto francés del modelo original. Después ya todo serían réplicas. ¿Se puede hablar de vanidad absoluta de ambos reyes? Sí y no. Para mi es un error extrapolar la psicología de la clase media a la de los reyes y otros emperadores. Creo que la clase alta, históricamente, se ha regido por otras leyes. El ejemplo paradigmático es el caso de Luis XVI y María Antonieta. Después de su matrimonio, no tuvieron hijos durante casi 7 años. Al parecer ninguno de los dos sabía qué había que hacer para tenerlos. Y tuvo que ser un colega de Luis XVI, Federico de Prusia quien, durante una visita a la corte francesa, mediante parábolas y ejemplos pusiese a Luis al corriente de las cosas. El Escorial, con el transcurso del tiempo, se ha fosilizado y Versalles, finalmente, se ha perfumado. Ambos edificios subsumen el espíritu de una época seguramente más honesta y, en el fondo, menos hipócrita que la nuestra. Pero las dobleces, aun en los pañuelos, fueron un invento de los chinos que Occidente con los años se ha dignado incorporar a su acervo. Y así ya nadie habita Versalles, antena cósmica de fantasmagorías y alusiones múltiples. Porque ya nadie quiere ser señalado como monarca absoluto pero haberlos, haylos...

miércoles, 6 de agosto de 2025

Perdiendo la paciencia...Yo, que soy de natural tímido, he tardado muchos años en asumir las consecuencias de mi rasgo de personalidad. Los tímidos, al ser recesivos, ahorramos en ademanes y aspavientos. Sería así, en mi caso, de no combinarse esa timidez con una soberbia y vanidad encumbradas, durante muchos años, al palo del gallinero de mi infantilismo. Así, he vivido como una cabeza loca durante la mayor parte de mi vida adulta. Aunque, ya pasados los 50, empecé a recular hacia modos de comportamiento más morigerados. Progresivamente, he ido achicando vanidades y, por el contrario, he ido haciendo acopio de una timidez coherente consigo misma que me ha permitido ir perdiendo la paciencia en cada vez menos ocasiones y lugares. Genio y figura hasta la sepultura, dice el refrán español. Pero yo, que creo haber muerto en muchas ocasiones, y resucitado otras tantas, he podido permitirme, finalmente (a la vejez, viruelas), ser inteligente en mi vida. Sí, yo que he creído durante toda mi vida que era muy inteligente, no lo era para nada en mi vida, al contrario, era muy tonto. Ya no lo soy tanto y por ello doy gracias. A medida que maduraba he ido comprendiendo un poco a los animales (no humanos) y les he apreciado cada vez más. Mi amigo Claudio dice que me reencarnaré en vaca de La Tordilla (Argentina). Y no me extrañaría lo más mínimo.