sábado, 4 de octubre de 2025
A ama a B, B ama a C, y sucesivamente... Es el esquema amoroso básico. A mi me parece muy bien en primer lugar porque ya situarse en esa serpiente multicolor es un logro desde mi punto de vista. Y además si B se deja amar o hace la vista gorda sobre tal cuestión es ya la repanocha. Querer tiene como complemento dejarse querer. Y no otra cosa es posible. Porque el universo puede haberte colocado a B a tiro, eso ya es mucho, muchísimo, pero que encima pretendas que B te devuelva lo que pones en él ya es pedir demasiado. El mundo es tonto, o se hace el tonto, para que tú puedas amar pero nada más. Porque amar debe tener un valor evolutivo negativo, excepto el amor de madre. Tiene sentido, poner todos los huevos en el mismo cesto reduce tus posibilidades de supervivencia. Y crear un circuito cerrado de energía, si B te amase como tú le amas, sería como entrar en el terreno de la entropía, peligroso terreno. Así que el mundo, para precaverse, se asegura de que eso sea muy raro. B puede hacerte carantoñas y algunas pamemas, eso sí está permitido por el Universo, y así se mantienen la mayor parte de las parejas. Pero un amor de ida y vuelta, A ama a B y B ama a A, desequilibra las fuerzas al hacer girar sobre sí misma a la pareja, piétiner sur place. Literalmente, no conduce a ninguna parte. Y al retroalimentarse sin fin lleva con bastante seguridad a los miembros de la pareja a desquiciarse progresivamente. Un amor loco. Gracias a Dios la mayor parte de las parejas están cuerdas.
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