lunes, 1 de diciembre de 2025
¿Cómo volver a la razón liberal clásica, de diálogo entre iguales, razón dialógica, sin sufrir ni cortocircuitos ni sulfuraciones? En efecto, esta razón colapsó históricamente al no tener en cuenta la identidad de los interlocutores que está impregnada de emociones y sentimientos que nos diferencian unos de otros. Y no pudo tener en cuenta la diferencia pues los axiomas de partida y valores de cada interlocutor pueden ser inconmensurables. La tendencia actual que lleva, poco a poco, a dotar de derechos a los sujetos del resto del mundo animal e incluso a los inanimados (un río, una montaña) si se afianza puede contribuir a solventar las deficiencias del modelo de razón liberal. En primer lugar, al dotar a los humanos de una identidad común, en tanto que humanos contrapuestos a los demás sujetos que aparecen ante nosotros. En segundo lugar, y dado que el ser humano es el animal que no tiene nicho ecológico propio al haber invadido casi todos los demás nichos ecológicos por medio de la evolución cultural y ser posible, en el momento y circunstancia generalmente impuesta, para una persona, ser como águila, como hormiga o como perro, por ejemplo, entonces la identidad de cada ser humano se vuelve dinámica, se vuelve una identidad heraclitiana y no fija. Con lo que aumenta la probabilidad de poder dialogar sin trabas insolubles con otro ser humano que también se define como cambiante y mutable en el mundo que se ha vuelto, por así decir, todo él nuestro nicho ecológico.
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