jueves, 1 de mayo de 2025

Dios habita en el mundo de las verdades de razón que son las que no se refieren a hechos del mundo sino a meras relaciones lógicas en el interior de una proposición. Porque Dios no puede conocer sobre el mundo, ya que lo que permite conocer es la limitación, la finitud. Conocer algo es completarnos un poco, ensanchar nuestros límites. Así, es algo propio de los seres humanos, de los seres vivos, en general. Puesto que Dios habita la eternidad no dispone de un reloj para medir cuánto le falta por conocer. Y las verdades de razón, un ente lógico, serían el pasadizo que conecta la eternidad con el tiempo. No os extrañéis, porque el hombre es la intersección entre la eternidad y el tiempo. Si viviera hoy San Anselmo, estoy seguro de que deduciría a Dios utilizando las verdades de razón.

domingo, 20 de abril de 2025

Siempre he pensado que el lema de la ciudad de París, "fluctuat nec mergitur", fluctúa pero no zozobra (campando en su escudo sobre la imagen de una nave), es el mejor emblema de mi vida. Y supongo que de las vidas de cada cual. Sí, vivimos peligrosamente, ni que sea metafóricamente. Yo tengo una vida interior azarosa y aventurera en la que interpreto ante mi mismo el papel de un aguerrido pirata del Caribe o de las Molucas. Exteriormente, mi vida es de un platitud casi asombrosa. Y, mientras, yo me bato en feroz lucha contra molinos de viento que se me aparecen constantemente en forma de, qué sé yo, una sección musical en la Pasión según San Mateo, de Bach, que estuviera escuchando con arrebol, y que me ofreciera de repente un desafío musical e intelectual. Que debo superar prestamente para seguir sobreviviendo. Sí, mi vida interior está plagada de estos y muchos otros desafíos que atentarían contra mi tranquilidad y paz espiritual de no levantarlos raudamente mediante alguna finta ingeniosa y ocurrente. Es como si viviera en el interior de un sudoku gigante y tridimensional. Así, cómo queréis que me aburra? Por cierto, feliz y reconfortante Semana Santa para los católicos, periodo este de renovación anual y puesta a punto espirituales, que no espirituosos, sin una copita de orujo que llevarme al coleto... ay, la bohemia interior, inversa y oculta.

jueves, 10 de abril de 2025

Las verdades de razón o tautologías (que siempre son verdaderas y por ello, indubitables) son todas ellas equivalentes a la proposición "Solo sé indubitablemente que no sé nada", (sobre el mundo), puesto que las tautologías se caracterizan porque no tienen contenido fáctico; y esa proposición es contradictoria pues equivale a: "Sé y no sé simultáneamente", con lo que no hay verdades de razón y solo puede haberlas de hecho (referidas a alguna característica del mundo). Si lo que acabo de decir fuera cierto creo que la lógica moderna se derrumbaría. Roguemos al Señor, y a los lógicos, porque me haya equivocado.

lunes, 31 de marzo de 2025

Yo tengo la idea de que los humanos hibernamos, sí, como los osos...Andamos en modo zombi en invierno y, llegado cierto albor de la primavera, dada la altura del sol en el horizonte, algún rayo bienhechor nos despierta. No sé qué es mejor, desde mi punto de vista, si la somnolencia del invierno que, en modo semi-automático previene mayores males, o bien la actividad del estío que propicia toda suerte de choques y colisiones por la premura con que nos movemos. Si realmente somos bidimensionales fisiológicamente hablando, no somos binarios desde el punto de vista de las opciones que tenemos que afrontar en nuestra vida. La vida es multifactorial y magmática pero imprecisa en nuestra retina y en nuestra memoria. No sabemos, la mayor parte de las veces y gracias a eso, en guerrera oposicion, podemos acumular briznas de saber que son el tesoro que nos hace humanos. Humanos que sueñan en invierno y febriles en verano. No somos uno sino dos o muchos más...

domingo, 23 de marzo de 2025

Es curioso que Platón al instaurar la verdad, la bondad y la belleza como máximos valores humanos se dejara en el tintero a la inteligencia. ¿No es cierto que muchas veces se nos ha planteado la dicotomía: "¿qué prefieres, más belleza o más inteligencia?"? De la bondad, curiosamente, poco se habla. Creo que la cuestión estriba en que en la época clásica el caudal de las verdades sobre el mundo no estaba al alcance de todas las personas. Como sí lo está ahora cuando, por ejemplo, para saber del mundo puedes estudiar 5 años de física y ponderar luego la bondad de las teorías de cuerdas o del big-bang. En la Antigüedad y durante mucho más tiempo el centón de las verdades no estaba al alcance del primero que quisiera meter la mano en el saco. Se requerían muchos años de experiencia, estudios y aprendizaje, a veces toda una vida, para poder atisbar el conjunto de las verdades sobre la vida y el mundo. Así, conocer la verdad, in genere, presuponía la inteligencia del conocedor puesta duramente a prueba en inacabables trabajos intelectuales. Ahora puedes buscar en internet cualquier cosa sobre cualquier tema y saber cualquier verdad de la profundidad y hondura que ansíes en un instante. Creo que es una gran diferencia.

lunes, 17 de marzo de 2025

Es posible que actualmente el número y la calidad de experiencias adecuadamente frustrantes de los jóvenes esté decreciendo. Según algunos psicólogos sólo las vivencias frustrantes, debidamente valoradas y procesadas internamente, se convierten en experiencia vital, siendo las vivencias placenteras únicamente objeto de disfrute y no de meditación. Así, el aprendizaje y maduración como persona se fundamenta en la frustración, debidamente procesada y valorada. Si los jóvenes acumulan menos experiencia, ¿será casualidad que, correlativamente, su ego se vaya acrecentando, incluso a veces desmedidamente? Sería curioso que hubiera un quantum estable para cada persona de potencial psicológico, formado por el conjunto compuesto de exterioridad (experiencias) e interioridad. Siendo el ego una parte de la interioridad, a menos cantidad de experiencia debería haber probablemente mayor cantidad de ego. Pudiera ser que la hipertrofia del ego fuera la válvula de escape que con mayor economía de medios (psicológicos) permitiera equilibrar esta ecuación. ¿Y no es precisamente así? Me encanta divagar sobre estos temas...

sábado, 8 de marzo de 2025

Si la ontología queda en suspenso como cuestión filosófica, la libertad también pues no es solo cuestión de energía en un campo sino de masa, masa crítica que se coagulaba alrededor del ser (humano). Y si la libertad cesa, en qué queda Occidente sin su valor esencial? Será este un momento de reconciliación? Occidente y Oriente tirarán del mismo carro? Todas las flatus vocis anteriores, pues eso son, quedan asimismo en suspenso pues nadie, nadie (o casi nadie) ha leído mi libro...en el que argumento sobre estos temas. Así, hay al menos un ego, el mío, que se yergue impávido para contradecirme a mi mismo. De modo que la verdad tendrá que hallarse en otra parte, en una tarde lluviosa aquí, hago, de verdad, como quien oye llover.