lunes, 4 de diciembre de 2017
Un perro sanador, recostada su cabeza sobre tu rodilla, levanta su oreja
hasta rozarte el dedo. No se mueve de ahí. ¿Qué energías o qué
instrucciones estará transmitiendo para que tu cuerpo responda antes
ante la enfermedad? Sabe que estás enfermo porque, poco antes, te ha
olido por dos veces el aliento (cosa que nunca hace). No sé qué admirar
más, si su pericia como galeno o su amor por mi que le hace jugar a este
juego para que yo crea en sus poderes y así activar el efecto placebo
(?). No dejo de admirar a los perros.
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