sábado, 11 de agosto de 2018

Era ante todo laico, se echaba sus sueñecitos y al despertar siempre nacía; nació tantas veces que se tuvo que despertar del sueño de las reencarnaciones. Transformado en Buda laico, el insomnio no le atormentaba, sólo le hacía lloriquear un poco de tanto mantener los ojos abiertos. Moraleja: un Buda no puede matricularse en un colegio laico y republicano pues dañaría las instalaciones con tanta humedad destilada.

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