domingo, 2 de mayo de 2021

Feliz día del trabajo. Creo que lo que se podría celebrar es la libertad de trabajar, pues no es tarea baladí, a veces, el mero hecho de trabajar. Estoy pensando en quienes desempeñan un trabajo contra viento y marea, esto es, contra la voluntad diaria de dejarlo, de abandonar un esfuerzo que no les trae mas que sinsabores. Por contra, todos los que desempeñamos diariamente nuestra labor con buen ánimo y sabiendo recoger sus buenos frutos psicológicos, deberíamos celebrar el derecho al trabajo como el regalo que nos ofrecemos a nosotros mismos. Para todos los trabajadores - y aspirantes a serlo -, sin embargo, el contenido del trabajo, de cualquier trabajo, es el referente externo de nuestro lenguaje y comunicación durante varias horas a la semana (por lo menos), pues lo envuelve y arropa. Y, como tal, nos vuelve adeptos, por unas horas, del realismo filosófico (aquel que dice que existe una realidad externa). Y así el trabajo se convierte en la piedra de Rosetta que permite traducir nuestro pensamiento al producto de nuestro trabajo, sea cual fuere este. Con lo que nos volvemos transparentes, por un instante, y, ¿no dicen que la transparencia es el signo de la inocencia que caracteriza al resto de los animales? Así que, feliz día del trabajo, humanos en comunión con la Naturaleza. Nota: Esta publicación podría ser un ejemplo de "ficción filosófica". No pretendo haber hilvanado un argumento consistente.

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