domingo, 12 de diciembre de 2021

Esta mañana, en la farmacia, vi a una pareja de labradores. Creo que eran macho y hembra, el macho de pelo más rojizo y la hembra más blanca, alba. Eran señores perros, aparentemente no eran unos jovencitos. No sé si las unidades caninas de la guardia civil tienen labradores. Pero siempre se ha dicho que la guardia civil - los carabinieri españoles - es leal al gobierno - a cualquier gobierno -. Como un instrumento del Estado, la guardia civil depende de los presupuestos generales del Estado. Y siempre se ha dicho que, en democracia parlamentaria, la ley de presupuestos es la más importante del año, pues moldea todas las demás. Como modestísimo funcionario que soy yo también dependo de los presupuestos del Estado. Yo no tengo un contrato laboral, sino que me ha nombrado el Estado, así que no soy, strictu sensu, un trabajador. De ahí el chiste de que los funcionarios funcionan y no trabajan. Así que el funcionario - vestido - acariciando a dos labradores en una mañana de sábado es una muestra clara de que el Estado ha sobrevivido un alba más. España, cuya triangulación la conforman Portugal, Gibraltar y el país vasco-navarro, las Españas, llevan cinco siglos intentando destruirse, aunque, tal como indica la mano que acaricia al labrador, todavía no lo hayan conseguido. P.S.: Estando tendido en el sofá, bajo la mantita, pergeñando esto, miré a mi reloj de sobremesa en la estantería y lo vi, por un instante, sin gafas, reblandecerse al modo de los relojes blandos de Dalí. Clara señal de que hay que reírse más de todas y cada una de nuestras horas.

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