viernes, 25 de febrero de 2022

Hay bastantes anécdotas famosas sobre la zarina Catalina, desde escatológicas hasta níveas. Y bastantes relatos - y pinturas - plasman supuestamente algún aspecto de su vida y obra. Al actual zar Vladímir, como es propio de nuestros tiempos icónicos, se le recuerda mejor desnudo - de torso para arriba -, pero Vladímir no baja desnudo a la arena política mundial. Ya ni siquiera se trata del - típico - autócrata astuto que, taimado, confunde a sus enemigos, sino que, a la manera de un experimento de física recreativa sobre vasos comunicantes, cada paso que da es compensado con un paso atrás de sus oponentes. Rusia - y China - son, para alguna prensa anglosajona, falocracias, que compensan al feminismo biempensante de las democracias. Un poco, entiéndaseme bien, como la Unión Soviética de antaño, que con su presión proletaria, tantos beneficios económicos consiguió de rebote para los trabajadores occidentales de parte de patrones asustados. ¿Es una nueva versión de "no hay mal que por bien no venga"? ...Y también de "mal de muchos, consuelo de tontos".

No hay comentarios:

Publicar un comentario