viernes, 24 de junio de 2022

Los cuáqueros niegan la necesidad de intermediarios entre Dios y los hombres. Dicen que Dios está en el interior de cada hombre en forma de luz o llama. Borges tiene un cuento en el que narra acerca de un rey mutilado por sus súbditos y postrado en el interior de una cueva de la que solo es sacado para ser portado en batalla en andas, como un estandarte. ¿Será ese rey-dios que ilumina el corazón de sus súbditos un modelo a escala de Dios padre? Jesucristo, hijo de Dios, tuvo una vida destinada al sacrificio. No hay más que ver episodios como la expulsión de los mercaderes del Templo, en el que ejerce la violencia terrenal atribuyéndose funciones de rey ¿de los judíos?. No se podía esperar otra reacción de los poderes terrenales de la época más que su condena. Hoy en día, Cristo podría ser un tullido estigmatizado socialmente de diversas formas y aún así podría cumplir su misión divina. Dios habita entre nosotros. Bien está que lo digan los cuáqueros. Pero si no rezáis, amigos ateos, bien está que deis bien fuerte con las muletas que a cada uno le hayan tocado en suerte.

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