domingo, 22 de septiembre de 2024

Creo sinceramente que la mejor solución para lograr la definitiva inserción, tan anhelada, de los militares en la vida civil pasa por dar un golpe de estado. Sí, los militares que están habituados a mandar pueden sentirse satisfechos si los civiles fingimos que nos mandan tras perpetrar un golpe de estado. Suya pasa a ser la responsabilidad política y los políticos civiles, confortablemente encarcelados o exiliados, pueden dedicarse a pensar, acto de gran peligro para ellos cuando están en activo. Podrían salir los niños de nuevo a jugar a la calle, qué sé yo que otras fabulaciones maravillosas se convertirían en realidad. Sí, definitivamente esta es la solución a los problemas, si no del estado, por lo menos del estadillo de las oficinas de objetos perdidos, pues como toda la sociedad estaría de golpe más ordenada los despistes diarios de los ciudadanos en la vía pública se reducirían mucho al limitarse la confusión viaria pues todo se reduciría para nosotros a seguir a pies juntillas los sonoros, y simbólicos, toques de silbato. La felicidad estaría de pronto al alcance de la mano, al menos para la mano y los dedos que tocan la corneta.

lunes, 16 de septiembre de 2024

La acción es una forma de perder pie, de perder terreno, pues vas cancelando opciones a medida que haces. Mientras que pensar es siempre una forma de perder tiempo pues solo cancelas el tiempo que le has dedicado. En ambos casos, son 2 formas de ir muriendo poco a poco. Y qué otra cosa es la vida sino la muerte, un poco postergada? Si alguien me ha seguido hasta aquí, pierde el día y también, seamos sinceros, el tiempo. Enhorabuena.

viernes, 6 de septiembre de 2024

Hoy he almorzado con mi amigo José María. Hacía cerca de 1 año que no comíamos juntos. Además fuimos al sitio habitual, un restaurante peruano. Con José María casi siempre hablamos de lo mismo. Pero los recortes de conversación se van pegando en un corta y pega metafórico en distinto orden de año en año. Para no perder pie entre tanto pedacito suelto no hay más que afianzar viejos recuerdos. Como la pequeña edad glacial europea (de 1500 a 1850), cuando el Sena y el Támesis se congelaban o la decisión de la Corte Suprema de Colombia de introducir derechos nuevos a pesar de los políticos colombianos. Sí, son pequeñas piezas que van y vienen de una a otra conversación y se insertan siempre en el lugar adecuado en el momento oportuno. Además no nos hacemos sombra, cada uno logra refulgir a su tiempo. Y así, de ceviche y causa limeña a ají de gallina o té frío de frambuesa pasa una grata hora y pico antes de levantarnos grávidos como si fuéramos preñadas listas para recostarse a continuación en una merecida siesta. Si cuento esto es para tener constancia en los recuerdos de facebook del año que viene sin tener que añadir fastidiosamente un nuevo recuerdo en mi achacosa memoria. Y si lo lee algún espíritu compasivo para que no quede la más mínima duda de que efectivamente ha ocurrido.