viernes, 6 de septiembre de 2024

Hoy he almorzado con mi amigo José María. Hacía cerca de 1 año que no comíamos juntos. Además fuimos al sitio habitual, un restaurante peruano. Con José María casi siempre hablamos de lo mismo. Pero los recortes de conversación se van pegando en un corta y pega metafórico en distinto orden de año en año. Para no perder pie entre tanto pedacito suelto no hay más que afianzar viejos recuerdos. Como la pequeña edad glacial europea (de 1500 a 1850), cuando el Sena y el Támesis se congelaban o la decisión de la Corte Suprema de Colombia de introducir derechos nuevos a pesar de los políticos colombianos. Sí, son pequeñas piezas que van y vienen de una a otra conversación y se insertan siempre en el lugar adecuado en el momento oportuno. Además no nos hacemos sombra, cada uno logra refulgir a su tiempo. Y así, de ceviche y causa limeña a ají de gallina o té frío de frambuesa pasa una grata hora y pico antes de levantarnos grávidos como si fuéramos preñadas listas para recostarse a continuación en una merecida siesta. Si cuento esto es para tener constancia en los recuerdos de facebook del año que viene sin tener que añadir fastidiosamente un nuevo recuerdo en mi achacosa memoria. Y si lo lee algún espíritu compasivo para que no quede la más mínima duda de que efectivamente ha ocurrido.

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