domingo, 22 de diciembre de 2024
La Navidad, ¿me gusta o no me gusta? El solo hecho de plantearlo indica que ambas opciones están bastante equilibradas. Debido a mi memoria de pez, yo nunca he acumulado inquinas o rencores de larga duración. Así que, si tuviera algún trauma infantil hacia la Navidad no ha perdurado en el tiempo. Y la Navidad con todos sus ritos incluso laicos me atrae por ese lado de costumbre, de hábito, de rutina, que tanto me gusta. Además, están las luces, los adornos, abalorios que tanto me encandilan con ingenuidad controlada. Definitivamente, la balanza se inclina del lado de Papá Noel, que no de los Reyes Magos pues esa fecha está ya en los arrabales de la Navidad. Comer un poco mejor que de costumbre sin excesos, que ya a mi edad es fácil controlarse, me propulsa casi todos los años a un sueño propicio para encarar los días y meses sucesivos. Sí, la Navidad es un pequeño bálsamo de Fierabrás que hay que aplicarse sin pensar que no nos llegan los pies al suelo desde la silla de la infancia que vuelve por unos días casi insensiblemente.
martes, 10 de diciembre de 2024
¿Alguien, no inmortal, quiere optar a la categoría de Ser Superior? Siempre he pensado que una persona humana, tomada como totalidad esto es, a efectos prácticos, la totalidad de su vida, es inconmensurable con cualquier pensamiento aislado o concentrado, hablando en plata: con lo que piense otra persona de ti. Así, siempre defiendo que no tiene sentido preguntar por el sentido de mi vida puesto que el sentido es una cuestión humana y no natural y creo por tanto que solo se puede aplicar a porciones de mi vida, pero no a la totalidad (las porciones de mi vida son cuestiones humanas, no así la totalidad de mi vida que solo es escrutable por algún elemento extra-humano). La totalidad de mi vida es un elemento de la Naturaleza que solo se puede interpelar por algún elemento de la Naturaleza y aplicando criterios naturales, no humanos. El sentido, o desde otro punto de vista, la justicia de mi vida (en su totalidad) no tiene cabida en el ámbito de lo natural pues lo que sea justo o injusto es una cuestión humana, no natural. Y, tras decir esto, ninguna otra persona puede alzarte a la categoría de Ser Superior, o denigrarte a cualquier otra categoría moral. Entiendo que este es el meollo de la cuestión pues no tiene ningún valor auto-aplicarse a uno mismo el rótulo de Ser Superior. Cambiando un poco de rasante, la moralidad de una persona depende en gran medida de sus circunstancias y eso convierte a cada persona en un mundo, en una mónada de Leibniz, incomparable con otra persona, que tiene, a su vez, sus propias distintas circunstancias. Así que, amigo-a lector, no te compares con nadie. Tú solo puedes, creo yo, ser el juez, si te apetece, de ti mismo.
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