martes, 16 de agosto de 2022
La cultura tiene sentido a largo plazo, es decir cuando ya todos estemos muertos, porque la vanidad es de los vivos. La cultura viva cursa con vanidad, con muchísimo ego, lo que es una forma de ceguera que nos envían los dioses. Así que, a corto, la cultura nos mueve a ir palpando por los rincones (de nuestra existencia, de cualquier oquedad) como en el museo tiflológico para ciegos que tiene muchas maquetas de monumentos. La cultura nos condena a eso y solo nos salva en tanto nos hace portadores de un legado que tenemos que cuidar acendradamente para beneficio de generaciones futuras. Esa responsabilidad puede ser a su vez una nueva fuente de soberbia, pero, ¿qué queréis?, de algo hay que pecar...y si solo fuera de eso.
viernes, 5 de agosto de 2022
A mi no me cabe duda de que el capitalismo es el sistema económico más inteligente que jamás haya existido. Una vez superada la fase de la acumulación del capital, que tanto glosó Marx, estamos en la fase del "todo fluye", donde la máxima es la libre circulación de personas, mercancías y capitales. Y no es magnífico que, inconscientemente, el libre flujo del todo, remita como modelo más próximo en la vida de cada cual, a la persona generosa? Pues quien es generoso se caracteriza por dejar que fluya libremente su dinero, que no pare en sus bolsillos sino que se derrame en los de otros. Este es uno de los encantos del capitalismo avanzado (encantamiento), que sabe encandilar como ninguno en la historia. Supongo que está relacionado de alguna manera con la fábrica de sueños de Hollywood. Seamos generosos con el sistema que nos ha tocado en suerte, y compremos la entrada de la fantasía, pues nos la venden a precio módico. Y quien es capaz de vender con solvencia fantasía tiene asegurada la llave de los sueños del mundo.
lunes, 25 de julio de 2022
Yo no sé por qué tiene tan mala prensa, fuera de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Es una campeona. Mirad, ha conseguido mejorar el nacionalismo catalán y el vasco, manteniendo todas sus ventajas y ninguno de sus inconvenientes. En efecto, Madrid tiene un Telemadrid, con dos canales, que siguen muy fieles la mayoría de los madrileños. Esa es la primera baza para crear una identidad madrileña consolidada. Pero Madrid no es egoísta, nooo. Madrid se llena la boca, política, de España, España! (pero todo para Madrid). Como buena nacionalista, necesita tener un enemigo externo, y qué mejor que un gobierno de la nación socialista? A Ayuso le conviene objetivamente la continuidad de Pedro Sánchez. El victimismo madrileño es de aúpa, pero eso sí, con toques zarzueleros y castizos, como corresponde. Quizá esto, ese peculiar sentido del humor madrileño, sea lo que haga tan incomprensible a Ayuso fuera de la Comunidad. Así que, amigos de izquierda: Ayuso trabaja a favor de Sánchez, lo que no es moco de pavo considerando que es una de los políticos más inteligentes de este país. Si estuviéramos en Rusia, los remeros del Don beberían los vientos por ella. Qué mujer...
miércoles, 13 de julio de 2022
En el siglo XIX fue famosa la querella que enfrentaba a los partidarios de Verdi y a los partidarios de Wagner. Pues bien, yo soy verdiano. En Verdi hay un mundo variado y caleidoscópico de aproximaciones a tipos humanos; y a cada uno se mimetizaba musicalmente el bueno de Verdi dando su puntada personal, eso sí. En cambio, Wagner... Wagner hace caso omiso de las diferencias humanas y todo lo fía a un solo Norte. También en música creo que es más sensato no poner todos los huevos en el mismo cesto. Yo, como auditor de ópera de Verdi me recreo pensando en cosas como el círculo como emblema del individuo (musical) en contraposición a la línea que se prolonga en la melodía que sigue un coro, por ejemplo y que, para mi, simboliza el contar historias, siempre distintas, que caracteriza al grupo humano, a la sociedad. Van de la mano ambos dos, claro, individuo y sociedad (también musicalmente). Verdi nunca disloca esa relación. Más castizamente, se acaba de vivir una Verbena de la Paloma, en Madrid, estos días últimos, donde cientos si no miles de historias, se han entrecruzado en sus calles y callejones. Yo, desde mi balcón-ventana, oteaba cada noche de refilón uno de los conciertos en la plaza de al lado. Gracias a Dios, vivo en la ataraxia a la que he llegado por vías que quizá hubieran escandalizado a los filósofos estoicos de épocas pretéritas. Y eso me permite, saltando siglos, seguir una moral kantiana, objetiva, esto es, sin premios ni castigos y así perdurar en mi ser, como decía el otro. Carpe diem, que no me quedan muchos.
domingo, 3 de julio de 2022
Las personas no son intercambiables, a diferencia del resto de los elementos del universo. Prueba a intentar cambiar a tu madre o a tu pareja. ¿Te lo estás pensando? Bueno, puedes tener algún rasgo egocéntrico o narcisista, pues estos se caracterizan por convertir a las personas en moneda de cambio. "No hay ciencia sino de lo general", decía Aristóteles. Lo que en determinada acepción significa que el lenguaje de la ciencia es el de los conceptos. Lo opuesto al lenguaje de los afectos, ¿verdad? El trastorno egocéntrico y narcisista "pone en circulación" a las personas. Las vuelve intercambiables, haciéndolas pasar de lo particular a lo general. Creo que ese es un gran signo de decadencia social.
viernes, 24 de junio de 2022
Los cuáqueros niegan la necesidad de intermediarios entre Dios y los hombres. Dicen que Dios está en el interior de cada hombre en forma de luz o llama. Borges tiene un cuento en el que narra acerca de un rey mutilado por sus súbditos y postrado en el interior de una cueva de la que solo es sacado para ser portado en batalla en andas, como un estandarte. ¿Será ese rey-dios que ilumina el corazón de sus súbditos un modelo a escala de Dios padre? Jesucristo, hijo de Dios, tuvo una vida destinada al sacrificio. No hay más que ver episodios como la expulsión de los mercaderes del Templo, en el que ejerce la violencia terrenal atribuyéndose funciones de rey ¿de los judíos?. No se podía esperar otra reacción de los poderes terrenales de la época más que su condena. Hoy en día, Cristo podría ser un tullido estigmatizado socialmente de diversas formas y aún así podría cumplir su misión divina. Dios habita entre nosotros. Bien está que lo digan los cuáqueros. Pero si no rezáis, amigos ateos, bien está que deis bien fuerte con las muletas que a cada uno le hayan tocado en suerte.
martes, 14 de junio de 2022
El tiempo de nuestra civilización combina curiosamente el tiempo cíclico y el tiempo lineal. Tradicionalmente, casi todas las culturas han vivido un tiempo cíclico que, a partir del Neolítico, se formalizó en un calendario. Así, casi todos los periodos eran anuales. El año solar es el nuestro, el que nos rige y debe ser psicológicamente una buena medida pues la memoria cotidiana no alcanza mucho más allá del año, y mucho menos, casi siempre. Pero Occidente y adláteres, añade a esto otra medida, el tiempo lineal. Un buen ejemplo histórico es el advenimiento y consolidación del cristianismo, en el que el tiempo de la divinidad es lineal, esto es, tiene un comienzo y un fin (señalado por la parusía, o segunda venida de Cristo). Este tiempo es más abstracto, menos humano que el cíclico. Es, también, el tiempo de la ciencia, que tiene mucho de divina, al ser, junto a la religión - para los creyentes -, el único ámbito en que puede darse el conocimiento cierto, o sea las únicas parcelas de Verdad no dubitable que nos están permitidas a los humanos. Es así que la ciencia es una suerte de don divino, lo único en que, técnicamente, somos dioses (aunque con muchas limitaciones y cortapisas). Pero volviendo al tiempo solo cuando dejamos de ser (hombres) vivimos plenamente el tiempo lineal, esto es, nunca lo vivimos plenamente pues para eso tenemos que morir. Entonces, el tiempo lineal es una especie de coquetería filosófica, un adorno que situamos estratégicamente en medio del tiempo cíclico? Contesto que sí, si quiero seguir pensando en lo que vuelve año tras año y proyectarlo en el futuro, los buenos momentos... y también los malos que me permiten aprender y mejorar. En realidad, es una antítesis cuya resolución postergo siempre, mientras esté vivo. Nada nuevo, el comodín vital que nos ha hecho humanos.
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