Se extrañaría quien mirase por la ventana y viese la larga cola barredora de un triceratops asomar la puntita por un ángulo del cristal. ¿Se extrañaría el mismo observador al contemplar una nariz digna de Cyrano de Bergérac pasar digna y altiva por el mismo recuadro?
Seguramente le despertaría asociaciones literarias o fílmicas inmediatas, pero, ¿daría un paso más, hasta no dar crédito a lo visto? No es probable.
Veamos…el carnaval todavía no está al caer, no hay prevista ninguna representación del Cyrano en la ciudad, no es hoy el día de los Inocentes…Nuestro observador se devana la sesera pero no atina, no atina con el clic debido que haga saltar la chispa de la interpretación adecuada.
Y sin embargo, y sin embargo mientras existan Roxanes seguirán existiendo Cyranos en la mente y en la percepción de los enamorados…
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