lunes, 13 de agosto de 2012

Aah, Roxane

Se extrañaría quien mirase por la ventana y viese la larga cola barredora de un triceratops asomar la puntita por un ángulo del cristal. ¿Se extrañaría el mismo observador al contemplar una nariz digna de Cyrano de Bergérac pasar digna y altiva por el mismo recuadro?
Seguramente le despertaría asociaciones literarias o fílmicas inmediatas, pero, ¿daría un paso más, hasta no dar crédito a lo visto? No es probable.
La Naturaleza siempre ha sido caprichosa y una nariz deforme hasta lo grotesco puede entrar en sus planes. Y sin embargo…un curioso pliegue espacio-temporal puede estar desplegándose ante los ojos del observador. Porque el uniforme de mosquetero del Rey de Francia hace tiempo que pasó del uso oficial al ropero del atrezzo de teatro y sin embargo, nuestro miranda acaba de otear a una nariz en calzas y sombrero de plumas.
Veamos…el carnaval todavía no está al caer, no hay prevista ninguna representación del Cyrano en la ciudad, no es hoy el día de los Inocentes…Nuestro observador se devana la sesera pero no atina, no atina con el clic debido que haga saltar la chispa de la interpretación adecuada.
Y sin embargo, y sin embargo mientras existan Roxanes seguirán existiendo Cyranos en la mente y en la percepción de los enamorados…

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