jueves, 24 de julio de 2014




La búsqueda del éxito de un escritor mediocre es como escribir una carta abierta a un astro de cine por parte de un gay antiguo en busca del deseo ya evadido: siempre está a punto de romper su techo de cristal pero nunca lo alcanza. A menos que haga trampas y tire piedras, con tino, contra su propio tejado. Entonces puede que alguna sociedad de beneficencia literaria le auxilie.

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