Las
ruinas arqueológicas se pueden clasificar en sostenibles y no
sostenibles, y como pasa con los amores, la primera categoría siempre
está a punto de subsumirse en la segunda.
El
que vive en una isla desierta, como Robinsón, no sueña porque podría
ahogarse en algún mar durmiente. Afortunadamente siempre hay algún
Viernes, real o ficticio, que le acerque un vaso de agua para poder
tragar la noche.
Si las pautas de nuestro hablar las rigiera una severa institutriz -secretamente soñadora-, entonces cantaríamos.
Los
champiñones y las adicciones se cultivan en la oscuridad y con grandes
cantidades de estiércol. Los champiñones, una vez elaborados, se empeñan
en cosquillear nuestra mente y nuestros sentidos. Las adicciones, una
vez destiladas, dejarán a nuestra mente y a nuestros sentidos en la Casa
de Empeños.
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