La rosca del conocimiento se digerirá tanto más fácilmente cuanto menos
ahíto estés. Debes superar el ansia por conocer y así saborearás sus
delicias sin envilecer ni lo que ya conoces ni lo que no podrás ingerir
por más que te esfuerces. Ama al objeto o al ente y, si hay un instante
de paz, lo harás tuyo casi sin saber que estás comiéndote la vida.
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