Si pagamos nuestra libertad con cada día que pasa, eso significa que al
morir redimiremos nuestra condena. Esa podría ser en síntesis la visión
judeo-cristiana de la vida humana. ¿No sería mejor plantearnos tener un
epitafio digno pero conciso y no tener que labrar en él los trabajos y
los días? Si pagamos con unas horas, pongamos por caso, transformamos
todo el resto de nuestro tiempo en cheque al portador de sosiego, paz e
ilusiones. ¿Y la muerte? Bien se lame sola.
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