lunes, 11 de mayo de 2020

Un perro percibe primordialmente con el olfato, así, sus categorías perceptivas serán seguramente distintas de las nuestras, lo que se ilustra cuando a un perro se le va volando literalmente su mundo en un día de viento en la calle. Y, por ejemplo, un paracaídas le podría resultar ser - ¿por qué no?- la fantasía de un paracaidista: un paraguas. Pero la comunidad entre perros y seres humanos se mantiene, por ejemplo, en nuestra común identidad moral, así, cuando un perro decide castigar -o corregir- a su dueño.
(Lo esencial de este argumento se debe a Claudio Fabián)

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