domingo, 14 de mayo de 2023

Pequeña paradoja ontológica: Si el pasado y el futuro de los seres humanos tienen entidad propia (natural) entonces roen el presente de cada persona hasta reducirlo infinitésimamente (pues siempre puedo decir de un suceso que ya ha ocurrido o que está a punto de suceder), con lo que su probabilidad tiende a cero. Y la probabilidad de la realidad humana, que se supone que es lo que "está ocurriendo ahora", tiende a cero. Si, por el contrario, asumo que el pasado y el futuro de cada persona es un constructo cultural y que no tiene nada de natural (pues el pasado se asienta en la memoria o en memorias sobre soportes físicos y el futuro es un producto de mi subjetividad) entonces puedo asumir que voy proyectando en mi día a día segmentos de mi pasado y de mi posible futuro haciendo microinjertos en una línea temporal que forma sin solución de continuidad mi cadena mental con lo que ya no rige una línea temporal objetiva en mi vida. Y así, la probabilidad de la realidad humana, que se supone que precisa de una línea temporal objetiva, también tiende a cero. Con lo que, no somos naá, como dijo el otro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario