Una mentira sumergida en su medio desaloja la misma cantidad de realidad de signo inverso. Pues la mentira bien encaminada genera una realidad alternativa y opuesta a la que desmiente explícita o implícitamente. Es así la mentira la única máquina del tiempo realmente existente. Vivimos todos los seres vivos, capaces de mentira, en continuos virajes y cambios de rasante de nuestra realidad. No es de extrañar que la máquina descarrile a cada tanto. Pero la única víctima es el ridículo.
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