viernes, 25 de julio de 2025
Son las 9 de la mañana de un día de vacaciones (de verano). Hay suspensión vital, sí, como podría haber calima en el exterior del apartamento. Ya sabéis, esa sensación extática y muy placentera de que el decurso habitual de las cosas se ha detenido (por unos instantes). La mañana es fresca, cosa rara en la canícula, llevamos varios días así lo que es muy de agradecer. Hay un silencio ambiental bordoneado por bajos continuos acolchados. No en vano vivo en el centro de una bulliciosa ciudad. Pero ahora, ya digo, por un instante, todo está en paz. Hay que aprovechar que la vida da estos momentos para comprobar que todavía puedo acompasar mi cuerpo a una onda tranquila, suave, bien ritmada que, sin aspavientos muestra que la vida (y la nave) va. Tengo que darme a mi mismo estos toques puntuales pues mi edad me lleva insensiblemente a morir, que no a descansar. A veces creo que la muerte viene y va, entrelazada con la vida, y que muero muchas veces y cada vez más a medida que me voy haciendo viejo. Y cada muerte abre un boquete en la vida por el que se escapa algo que me importa. La muerte da mordiscos hasta el final. Ahora noto que ya va levantando otra vez las orejas la vida, sí, elevando el tono de alerta hasta casi niveles normales. Ya son casi las 9.30.
miércoles, 16 de julio de 2025
Los sucesos de Torre Pacheco son de todos conocidos. En España, entre un 15 y un 20 por ciento de la población tiene ideas racistas e integristas en general. Los adalides de este movimiento político hablan de echar a los inmigrantes, pero no tienen en cuenta que la población española autóctona no está dispuesta a retroceder a tiempos en que el cuidado de los ancianos y de los dependientes en general, los trabajos agrícolas, el trabajo doméstico y muchos empleos en el sector de servicios y construcción estaban a su cargo. Pensar lo contrario sería querer emular a Alejo Carpentier en su cuento "Viaje a la semilla" en que, a modo de película cinematográfica proyectada a la inversa, los sucesos iban retrotrayéndose hacia un origen determinado. Estos hechos mencionados no son sino un caso particular de algo más general, propio de nuestra época. Y es el egoísmo generalizado que, en sectores de izquierda o progresistas llevan a lo que sus detractores llaman "buenismo", y consiste en adoptar posiciones políticas relativas a ciertos sectores de la población que no tienen en cuenta la realidad sino fantasías morales que satisfacen el elevado concepto que estos egoistas tienen de sí mismos. Por ejemplo, la idea de que la prostitución debe ser "abolida" sin tener en cuenta los intereses de las mujeres que voluntariamente la practican sea porque consiguen ingresos más elevados de aquellos a los que podrían aspirar en otros trabajos o también porque prostituyéndose tienen horarios de trabajo flexibles no sometidos a las coerciones de un trabajo por cuenta ajena. En el lado de la derecha, ese egoísmo se manifiesta en el hecho de que todos los hombres quieren ser Soberanos, al modo del anuncio televisivo del último franquismo que promocionaba a un coñac (de nombre "Soberano") bajo el lema de que "En España, cada hombre un Soberano" y todas las mujeres princesas del cuento del guisante. Sí, aquel en que se identificaba a las princesas porque no podían dormir a gusto sobre 3 colchones si bajo aquellos se colocaba un guisante. Estos hombres y mujeres de derecha extrema no sufren que su epidermis sea rozada por inmigrantes, y por diferentes, en general. Es una situación difícil la actual y, como siempre, la política es el arte de lo posible en cada momento. Tirando del egoísmo ambiental, yo en algunos años por venir me abstendré en este debate debido a causas sobrevenidas e inapelables. Sí, la parca no atiende a razones.
domingo, 6 de julio de 2025
He estado 2 veces en contacto con una inteligencia artificial y me ha dado la impresión, por su redacción de las cuestiones que le he planteado, por como engarza los temas, como razona y redacta, que ahí no solo hay información sino inteligencia. La inteligencia artificial no tiene cuerpo, luego no puede desear nada, en particular, desear hacernos daño. Creo que ha sido relativamente fácil replicar la inteligencia humana pero que será mucho más complicado replicar un cuerpo. Quiero decir, pensando p. ej. en los coches autónomos, que habrá muchos accidentes. El problema no es la mente, es el cuerpo o, si lo queréis decir así, la unión mente-cuerpo. Pronostico que se tardará muchos, muchos años en resolver esta cuestión. Porque el cuerpo es lo que responde a la onda general y generatriz que recorre un sector de la realidad, abarcando desde las nubes de un sector del cielo, a los árboles de esas calles y los cuerpos de humanos y animales que por allí circulan, llegando hasta a modular las vibraciones de mi aire acondicionado o el motor de mi refrigerador. Creo que cada sector de la realidad, aún por definir científicamente, responde al unísono, siempre en función, claro está, de la sabiduría y experiencia de cada cuerpo para armonizar con la onda generatriz general. De cada cuerpo y quizá de cada cosa. La realidad, nos pese o no nos pese, es el cuerpo y no la mente (humana).
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