miércoles, 16 de julio de 2025

Los sucesos de Torre Pacheco son de todos conocidos. En España, entre un 15 y un 20 por ciento de la población tiene ideas racistas e integristas en general. Los adalides de este movimiento político hablan de echar a los inmigrantes, pero no tienen en cuenta que la población española autóctona no está dispuesta a retroceder a tiempos en que el cuidado de los ancianos y de los dependientes en general, los trabajos agrícolas, el trabajo doméstico y muchos empleos en el sector de servicios y construcción estaban a su cargo. Pensar lo contrario sería querer emular a Alejo Carpentier en su cuento "Viaje a la semilla" en que, a modo de película cinematográfica proyectada a la inversa, los sucesos iban retrotrayéndose hacia un origen determinado. Estos hechos mencionados no son sino un caso particular de algo más general, propio de nuestra época. Y es el egoísmo generalizado que, en sectores de izquierda o progresistas llevan a lo que sus detractores llaman "buenismo", y consiste en adoptar posiciones políticas relativas a ciertos sectores de la población que no tienen en cuenta la realidad sino fantasías morales que satisfacen el elevado concepto que estos egoistas tienen de sí mismos. Por ejemplo, la idea de que la prostitución debe ser "abolida" sin tener en cuenta los intereses de las mujeres que voluntariamente la practican sea porque consiguen ingresos más elevados de aquellos a los que podrían aspirar en otros trabajos o también porque prostituyéndose tienen horarios de trabajo flexibles no sometidos a las coerciones de un trabajo por cuenta ajena. En el lado de la derecha, ese egoísmo se manifiesta en el hecho de que todos los hombres quieren ser Soberanos, al modo del anuncio televisivo del último franquismo que promocionaba a un coñac (de nombre "Soberano") bajo el lema de que "En España, cada hombre un Soberano" y todas las mujeres princesas del cuento del guisante. Sí, aquel en que se identificaba a las princesas porque no podían dormir a gusto sobre 3 colchones si bajo aquellos se colocaba un guisante. Estos hombres y mujeres de derecha extrema no sufren que su epidermis sea rozada por inmigrantes, y por diferentes, en general. Es una situación difícil la actual y, como siempre, la política es el arte de lo posible en cada momento. Tirando del egoísmo ambiental, yo en algunos años por venir me abstendré en este debate debido a causas sobrevenidas e inapelables. Sí, la parca no atiende a razones.

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