sábado, 23 de junio de 2018

El mundo es un continuo "sorpasso", como la "performance" de la que todavía no era la emperatriz Teodora, antes de cazar a lazo a su marido, en el Hipódromo de Bizancio, exponiéndose toda revestida de dorados ante el pueblo y el Basileus. Y la muerte, -como la fijada en la vista de todos, por los siglos de los siglos, de la ya emperatriz en los mosaicos de Santa Sofía-, por ser un alto en el camino, siempre ha sido un delito en este mundo.

jueves, 21 de junio de 2018

"Aprovecha el buen tiempo".
"...que si somos hormigas, durará poco".

Apostilló una cigarrra a la otra.

martes, 19 de junio de 2018

Me imagino que ver la entrada de un famoso en la cárcel será como vivir el rodaje de una película en tu calle. Mucho ruido, mucho jaleo. Estricto control de entradas y salidas. Te tomas un café con un tipo de producción. La diferencia está en vivir un sueño hacia atrás o hacia adelante. Porque te imaginas al famoso descontando los días de condena y a ti adelantándote mentalmente al final del rodaje. En cualquier caso, al final de la escapada siempre está el descanso del relax, sea entre rejas o en tu casita, mientras sales como un señor, de nuevo, a la calle.

lunes, 18 de junio de 2018

Las nubes no lloraban, pero sentían los cielos bajar. La hondonada les cubría de ataques, pero también podía ser una trampa mortal. Los extraterrestres vagaban, pero no deliberaban. Eran poetas, e invocaban a su planeta casi por automatismo. Desde una colina cercana, un par de excursionistas contemplaban la hondonada. "¡Cómo aúllan esos perros!", le dijo el uno al otro.

miércoles, 13 de junio de 2018

Si comparamos la filosofía con la matemática, vemos a un pícaro español del Siglo de Oro contrapuesto a un ingenuo. La filosofía no es veraz mientras la matemática, sí. Justificación: si atribuimos 1 a un perro en funciones de perro policía custodiando, ojo avizor, una caja de galletas y 0 a lo que su padre humano piense que piensa el niño peludo de nosotros, la ontología -la teoría del ser en filosofía- debería haber explorado con cierta enjundia el intervalo entre 0 y 1 (y no lo ha hecho). Ya sé que estoy haciendo trampas y dando a la psicología, tanto humana como animal, la parte por el todo (pues la filosofía es "la madre" de la psicología), pero, ¿qué haría la matemática? Declarar cerrado el intervalo entre 0 y 1 y empezar a contar los infinitésimos pasos que separan a la caja de galletas del pensamiento en acto.

domingo, 10 de junio de 2018







Réquiem por el hombre-masa

La civilización consiste en que lo de antes sea exactamente igual a lo de ahora, menos la tasa de variación debida al caos.

La estabilidad es un valor, mejor dicho una característica o subproducto que aparece en los sistemas democráticos e igualitarios.

Porque no hay estabilidad, intrínseca, en una dictadura o un sistema que genera profundas desigualdades, sin mecanismos correctores.

La irrupción de la libertad, es, en los casos anteriores, profundamente desestabilizadora. No así en los sistemas democráticos reales.

En estos últimos, se puede aplicar el aserto de Spinoza, y la libertad surge desde la seguridad de que la piedra que cae cuesta abajo, cree que rueda libremente.

Esto no es una forma de cinismo, sino la descripción de que la libertad, en estos sistemas, es intrínseca y consustancial a ellos.

Así, en democracias igualitarias, la libertad no puede ser desestabilizadora. Entiendo por desestabilizadora, la fuerza que destruye el sistema para reemplazarlo por otro.

En democracias igualitarias se impone el reformismo más o menos pragmático. Ello es así, porque la soberanía popular está fragmentada en poderes tan microscópicos cuanto individuos contenga.

Nadie puede arrogarse el poder del pueblo, ni siquiera el pueblo mismo. Esto es, hay individuos que luchan por sus vidas, por tener una vida mejor, pero que en ningún momento coagulan para dar la voluntad popular.

Los representantes del pueblo son sólo eso, representantes. Y puede haber movimientos políticos que intenten remedar a los movimientos de masas de los años 30, pero no pueden movilizar en acto más que a porciones reducidas del pueblo.

Porque la red que liga a los individuos como a insectos sociales en una colmena, une uno a uno, pero no a uno con todos más que vicariamente y de forma metafórica.

Podemos mencionar a las redes sociales como ejemplo. De este modo cada individuo sabe en todo momento cual es el estado de la colmena, grosso modo, con lo que las representaciones del hombre-masa que se dieron en el pasado son actualmente imposibles.

Entonces, en el pasado, las grandes marchas y reuniones monstruo podían influir en el ánimo de cada cual haciéndole bascular en su pensamiento político del lado de los grandes títeres, al intuir que era toda la sociedad la que tenían detrás.

No así hoy día, cuando la información del estado real de la colmena fluye entre todos los individuos de ella.

Son millones de esferas informativas sin centro las que ciernen a la colmena y la definen como lo que es. La reunión de individuos sin centro y sin culmen.
El pueblo es así, en las sociedades democráticas con tendencia a la igualdad, pragmáticamente inexistente.

De ahí que no haya efectivamente, lucha de clases. Y de ahí la tentación de las élites de asumir todo el poder, o más modestamente, de achicar espacios cada vez mayores en los que su presencia sea determinante.

El gran desafío de nuestras sociedades, es pues, articular un cuerpo social, formalmente un gigante, pero de hecho conformado por millones de pequeños individuos que no tienen anhelo unitario, ni ciertamente, visión global.

Por ahora, seguiremos vistiéndonos con los ropajes de la democracia representativa clásica, pero en algún momento habrá que encontrar nuevo sastre.
Siempre somos seres imaginarios pues no nos suele gustar descansar en la realidad de cualquier verdad, sino por el contrario, regodearnos en la imaginación de la incertidumbre. Así, estirando el brazo, tocamos con la mano una pared, "la eternidad", que es como llamamos a la realidad que no hemos de conocer. Mientras que, con la otra mano, tocamos -quizá- el arte como el sempiterno trabajo que siempre postergamos, una y otra vez, para entender la realidad y entendernos a nosotros mismos. Para ello, para lograr la postergación, siempre buscaremos, ingenuamente, al artista en el arte, psicologizando lo que no es sino un manantial increado de belleza.